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Maquillarse, una costumbre prehistórica

Por Lucía Cavallaro, 8:46 Hs. Lectura aprox.: 3 min.
28 septiembre 2020

El maquillaje es una práctica antiguamente social y cultural que, a veces, resulta una forma de expresión, pero otras, una condición. El “tener que vernos bien” o la necesidad de cubrir “imperfecciones” nos genera cierta dependencia a cumplir todo el tiempo con ciertos estereotipos de belleza impuestos por las grandes industrias y medios heteronormativos.
En la prehistoria, el maquillaje existente se basaba en arcilla que se utilizaba en la cara y otras zonas del cuerpo para transmitir estados de ánimo o producir reacciones en otros. Los egipcios fueron una de las primeras sociedades en utilizar maquillaje para expresarse con el mismo; tanto hombres como mujeres lo usaban diariamente en los ojos como protector de posibles enfermedades. Por otro lado, en la era medieval, el maquillaje era asociado con el engaño y era muy mal visto por la iglesia, sin embargo, las mujeres procuraban conseguir una piel luminosa y “perfecta”; debía ser natural e indetectable. En la clase veneciana, siglo XVI, estaba de moda maquillarse abundantemente para esconder “imperfecciones” con materiales tóxicos y sólo implementados por la clase alta.

Maquillaje prehistórico
Maquillaje egipcio

Maquillaje medieval
Maquillaje veneciano



El maquillaje del siglo XX estuvo marcado por la consolidación de la industria cosmética y por otros fenómenos sociales, como el auge de los medios de comunicación, el cine y la publicidad que instauraron distintos modelos de belleza de acuerdo con cada época.
El contexto cultural educa a la mujer desde que nace para atraer al hombre. El maquillaje, por muchos años, se utilizó como reclamo para llamar la atención de este. Soraya Chemaly en “RABIA SOMOS TODAS” habló de un estudio reciente publicado en la revista Research in Social Stratification and Mobility que demostró que, entre más tiempo y dinero gasta una mujer en su apariencia, más le pagan.
Cabe destacar que únicamente es desacreditado el sistema que lleva a las personas a necesitar “camuflar” o “potenciar” diferentes aspectos para sentirnos “arregladas”, para que nos miremos al espejo y nos veamos lindas; para que procuremos llegar al modelo hegemónico impuesto.
El maquillaje sólo muestra una parte de nosotras, la otra tenemos que construirla en base a nuestra seguridad y autoconocimiento, sin nadie ni nada que nos diga cómo hacerlo. ¿Y si no somos “lindas” sin maquillaje? ¿Y si no pasa nada por no serlo?

Foto retrato de Lucía Cavallaro

Por:

Lucía Cavallaro

Estudiante de Periodismo

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