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Los trastornos alimenticios son una problemática que viene afectando hace años a la sociedad. Argentina es el segundo país con mayor cantidad de casos, el año pasado el diario Ámbito publicó que un 70% de las mujeres no está conforme con su cuerpo y el 60% tiene el deseo de “ser flaca”. De la misma manera, se estima que más de un 30% de personas con sobrepeso y obesidad sufren de atracones.

Las enfermedades de conducta alimentaria tienen que ver con un desorden o alteración en el comportamiento frente a la comida. La mayoría de los casos comienzan en la adolescencia, dado que es una etapa muy conflictiva, en la que buscan encontrar su identidad. ¿Qué opinas si te digo que la prensa influye?

Los medios de comunicación siempre tuvieron la mirada puesta en los cuerpos ajenos, comparándolos, analizándolos y criticándolos. Promueven los falsos estereotipos, en el 2023 siguen publicitando métodos para bajar de peso y lograr el abdomen “perfecto”, acompañado de mujeres que cumplen con los cánones de belleza, obviamente.

Por mucho tiempo difundieron la idea de que, si sos delgado/a y cumplís con los estereotipos de belleza, vas a ser alguien exitoso en tu vida. De lo contrario, no vas a ser nadie. Estos discursos son un puñal hacia el autoestima.

Las redes sociales no se quedan atrás, ¿cuántas veces vimos la cantidad de efectos que inventan para “embellecer” tu rostro, llegando al punto de deformarlo? Al ser impuesto como una moda, genera una cierta dependencia a utilizarlos y a no querer mostrarse de manera natural. Asimismo, hay algunos “influencers” que promueven diferentes tips para obtener la panza “chata” como: el agua con limón, hacer ayunos, diferentes infusiones ( no las habituales), masajes para reducir la grasa, ingesta de aceite de coco, entre otros.

Esto ocasiona que varios consumidores tiendan a caer en un TCA debido a esta presión social de obtener el cuerpo “perfecto”, irreal e imposible de alcanzar. Generando en muchos casos una depresión y odio hacia su propia figura. Los síntomas más comunes son:

  • Pensar todo el tiempo en comida, cantidades y calorías.

  • Sentir culpa luego de ingerir cualquier alimento.

  • Atracones (comer grandes cantidades de comida en poco tiempo)

  • Dismorfia corporal.

  • Cambios frecuentes de humor y aislamiento.

  • Conductas compensatorias (provocación de vómitos, uso indebido tanto de laxantes como de diuréticos y ejercicio excesivo).

La mencionada patología es una de las enfermedades con mayor tasa de mortalidad.

En mi opinión, es preocupante la falta de información que hay al respecto de estas problemáticas, poco se tocan estos temas, ya que siguen siendo un poco tabú, y cuando se lo logra abarcarlos, muchos hablan sin tener un mínimo conocimiento. Un ejemplo reciente fue cuando, en el programa de Viviana Canosa, junto a la periodista Laura Di Marco, hablaron sobre que la hija de la vicepresidenta, Florencia Kirchner, sufría anorexia debido a la falta de madre y de nutrición materna.

La gordofobia también está muy presente, ¿qué es? Según Psicología y Mente “El concepto de gordofobia sirve para designar un sesgo automático y normalmente inconsciente que lleva a discriminar, objetivizar y minusvalorar a las personas con sobrepeso, especialmente si esas personas son mujeres”.

El año pasado el reconocido Dr Cormillot declaró en la televisión lo siguiente: “Si sos una chica que pesa 120 o 130 kilos en la oficina, muy posiblemente tus amigos, si te ponen la mano encima, te la ponen como un buen compañero. Si vos bajás 30 o 40 kilos ya dejan de ponerte la mano encima como un buen compañero y te ponen la mano encima con otra intención, ¿no?”.

Recordemos que es el mismo sujeto que participó en “Cuestión de Peso”, programa donde se encargaban de burlarse y dejar en ridículo a los participantes que sufrían de obesidad. Además de exigirle que bajaran uno, dos kilos en cinco días, algo que es casi imposible sin la ayuda de diuréticos. Incluso eran sometidos a dietas estrictas que casi siempre terminaban en atracones.

Así mismo, algo más indignante, fue la nueva sección que habían sacado llamada “5 kilos rebeldes” en el que participaban aquellas mujeres que no llegaban a las medidas de 90-60-90.

Volviendo al tema, es alarmante que un médico que “dedica su vida a mejorar la alimentación de sus pacientes”, exprese esos comunicados no solo de odio sino que también machistas.

En conclusión, hay que empezar a promover los cuerpos reales. Basta de seguir persiguiendo los mismos estereotipos que atormentaron a miles de personas, abracemos esas “imperfecciones” que algunas veces fueron señaladas con el dedo. La comida no debería ser una preocupación, sino un disfrute.

Con relación a los medios de difusión, tendrían que dar visibilidad a los temas que involucran la salud mental y tratarlas con la mayor delicadeza posible. Hay que ser empáticos, bajar la guardia de ataque y ponerse en el lugar de aquellos que batallan todo el tiempo contra su propia cabeza.

 

 

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