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La violencia la vemos aplicada en miles de lugares ya sean públicos o privados, pero en este caso hablemos sobre la violencia en los boliches. 

 

Después del caso ocurrido en el boliche “Le Brique" en la localidad de Villa Gesell donde un grupo de rugbiers mataron a golpes a Fernando Baez Sosa; hemos visto en varios medios de comunicación miles de peleas post boliches. 

 

La violencia suele ser como la levadura y lo digo así porque si uno la deja estar, esta misma se expande y no se puede controlar como uno lo desea. Esto es lo que pasa con las peleas porque los dueños de los establecimientos no se hacen cargo y los sacan a ambos, tanto al agresor como a la víctima. 

 

Pienso que la violencia ya está naturalizada porque la visualizamos tanto en diversas redes sociales que ya nos resulta como un hábito ser espectador de estas mismas.
Todo el mundo graba el momento, pero nadie se atreve a intervenir por el miedo de ser herido y es algo normal tener miedo a estas situaciones en donde vemos a una persona completamente transformada por la bronca, el enojo y la fuerza, pero acá es donde tenemos que pedir ayuda ya sea a la policía que se encuentre a la cercanía. 

 

En varias ocasiones la misma policía es donde ejerce la violencia fuera de los boliches. Este verano en la ciudad de Pehuajó fui testigo de un grave hecho de violencia en donde la policía y los patovicas del boliche “La Jota” agredieron físicamente a una chica perteneciente a mi círculo de amistad. Esto surgió por el simple hecho de ser lesbiana y aca vemos donde la violencia tambien va más alla del género y donde las autoridades sobre pasan los limites establecidos por ellos mismos. 

 

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