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Por CORONADO LLANOS, LAUTARO ALEJANDRO

Estudiante de Cinthia Garcia denuncia a su ex pareja, Alejandro Pollo Cerviño conductor de la Rock and Pop, por abuso sexual infantil gravemente ultrajante agravado por el vínculo de su hijo desde el año 2020.

Esta entrevista se llevó a cabo a las afueras de la estación Facultad de Derecho de la línea Ḥ, en unos bancos de concreto que rodeaban a un árbol. El día era el típico de primavera en una zona céntrica: hacía calor, había nubes en el cielo y el viento formaba parte del paisaje; debido a su privilegiada zona geográfica se encontraban turistas sacando fotos, se podía escuchar el despegue y aterrizaje de aviones, el sonido del silbato de los trenes cercanos, estudiantes saliendo de la facultad como de la estación del subterráneo. Con el fin de dar a conocer datos, curiosidades y una perspectiva diferente sobre quienes transportaron, tan sólo en el mes de julio y sólo en esta línea, dos millones de personas. 

Como para comenzar, una de las tantas preguntas personales como laborales que nosotros vamos a realizar es: ¿dónde naciste?  

Te cuento, soy un poco nómade. Nací en Buenos Aires y viví en Lomas de Zamora hasta los ocho años. Después, mi mamá se tuvo que ir a Tierra del Fuego por una cuestión laboral, no tenía un laburo fijo. Así que estuve viviendo desde los ocho años hasta los 17 en Río Grande, y en ese lugar no hay una gran variedad de carreras, quería seguir estudiando sobre todo la licenciatura en Psicología. Mi mamá, con todo su esfuerzo, me dio una mano para que pueda venir acá a Buenos Aires. En ese momento estuve viviendo en Capital durante diez años, más o menos, y hace cinco años me fui a vivir a Alejandro Korn.  

¿Actualmente vivís sola? 

Actualmente estoy viviendo con mi pareja de hace diez años. En principio él se vino a vivir a Capital conmigo, cuando formalizamos la relación, y después me cansé de la ciudad, necesitaba un poco de paz, de tranquilidad, de cambiar un poco el ritmo de vida acelerado. Luego me fui a vivir a Alejandro Korn y hace un año su hija, que tiene 15 años, se vino a vivir con nosotros, así que somos una pequeña familia ensamblada. 

¿Qué es lo que más te apasiona? ¿dejando de lado el trabajo? 

Lo que más me apasiona está relacionado con mi carrera. Estudié la Licenciatura en Psicología, esa siempre fue mi pasión, el poder hablar con las personas. En principio, empecé estudiando con la idea de ayudar a todas las personas, y después vas entendiendo el acompañarlas en los procesos de la vida en sí. De hecho, estoy haciendo mi tesis en relación a infancias trans, tema muy nuevo, y quiero aportar mi granito de arena desde ese lugar, para generar que esos niños, niñas y niñes tengan un entorno más cálido y que puedan acompañar desde ese lugar. Mi pasión es eso, escuchar y darle al otro herramientas y hacerle de espejo para que esa persona pueda seguir evolucionando en su vida. 

¿Cómo surge tu interés en trabajar en el subte? 

En principio fue una oportunidad que se me apareció en la vida.  

Tomé la decisión de venir acá a Buenos Aires porque mi madrina ya trabajaba en el subte y me dijo, que cuando viniera me iba a hacer entrar y, realmente fue así. Me vine a principios del 2007 y se me dio la posibilidad de que, en octubre, justo se dio que abrieron la línea h, que es donde estoy trabajando, e ingresé. Así que fue, una posibilidad que me cayó del cielo.  

La línea H se inauguró el 18 de octubre de 2007, la obra comenzó en el 2001, es la primera línea construida después de sesenta años. Actualmente, su recorrido consiste en 12 estaciones: Hospitales, Parque Patricios, Caseros, Inclán, Humberto I, Venezuela, Once - 30 de Diciembre, Corrientes, Córdoba, Santa Fe, Las Heras y Facultad de Derecho. 

Yendo por ese lado, ¿dónde estudiaste? ¿o quién te capacitó para trabajar como maquinista?  

Es una posibilidad que se da en la empresa de ascensos, en donde uno elige si querés seguir progresando dentro de la empresa. Yo ingresé, en principio, en boletería, estaba re bueno todo y después dije, vamos por más. Se me dio la posibilidad de anotarme a un concurso primero, donde se hace el psicotécnico, te hacen exámenes psicofísicos, di el apto y después me dieron un curso, donde primero hice de guarda, ese duraba dos semanas. Después pude pasar el de conductor, hubo otra posibilidad de ascenso, y me dieron un curso intensivo de un mes, donde te dan la parte práctica y teórica, en profundidad, sobre el tren, la mecánica; manejar quizás es lo más fácil, pero, por ejemplo, cómo tenés que solucionar problemas técnicos y esas cosas, me fue bien, la aprobé y eso me permitió llegar acá. 

¿Recordás tu primer viaje? 

Fue con muchos nervios. Estás en estado de alerta, porque quizás, por ejemplo, viste que hay una línea en el andén que te dice, hay que esperar detrás de la línea amarilla, mucha gente no lo cumple, entonces pensaba, que no tenga a nadie cerca, porque en ese momento pareciera que todo se achicara más, de los nervios.  

¿Cómo se conforma tu grupo de trabajo?  

Como conductora tengo mi coequiper, que es el guarda, y siempre tiene que haber dos personas en el subte. Mi trabajo es obviamente conducir, pero también estar atenta si hay alguna falla, a las comunicaciones que nos da nuestro operador porque, por ejemplo, si hay un tren que se quedó adelante, y si va a llevar mucho tiempo, comunicarlo a los pasajeros. Y mi coequiper, que es el guarda, es el encargado de abrir y cerrar las puertas, pero en el caso de que haya una emergencia en el andén, el guarda es el que tiene que ir, es un equipo, el coequiper es fundamental si sucede alguna situación de riesgo. 

Con respecto a los horarios, ¿cómo son?  

En mi caso particular trabajo en una modalidad que se llama A orden, es un listado de gente que está justamente esperando. Por ejemplo, si hay una persona que tiene servicio cubriría ese servicio, sino por ahí quizás adicionar una vuelta, se le dice de descanso para mis compañeros. Entonces, sé mis horarios de un día para el otro, por lo general suelen dar la planilla a la mañana, puede fluctuar entre una hora o dos horas, como mucho, excepto el fin de semana, ahí sí fluctúa un poquito más.  

¿Te afecta tener horarios que varían? 

Y, tengo sentimientos encontrados, porque por un lado está bueno, particularmente me gusta romper con la rutina. Lo que sí es fundamental acá, es que te hacen respetar 12 horas de descanso, sino no te permiten hacer cambios, los cambios de horarios los hacemos entre compañeros. En este momento que no tengo hijos, me permite ir haciendo ese juego, pero, a la vez también se me complica si me quiero organizar con algo, por ejemplo, si me junto con mis amigos, hasta el otro día no puedo terminar de concretar un horario porque no lo sé. 

¿Cómo se manejaron con los horarios en pandemia? 

Hubo un tiempo que veníamos a trabajar dos días sí, dos días no, eso fue re lindo porque viajo, más o menos, en el día tres horas y media para ir a trabajar. Y el poder estar en mi casa, me cambió la calidad de vida, por ejemplo, empecé a entrenar, me hice vegetariana, me generó un cambio de conciencia a nivel personal que me ayudó un montón, desde ese lugar estuvo bueno.  

También nos pasó que, al principio de la pandemia, se contagió un compañero y un supervisor, ellos dos estuvieron internados en terapia intensiva con respirador, ambos estuvieron muy mal, lamentablemente uno de nuestros compañeros falleció y eso no estuvo bueno. 

¿Cómo la pasaron ustedes, como trabajadores, durante ese tiempo?  

Al principio fue heavy, porque somos trabajadores esenciales, teníamos que salir y la incertidumbre de ver qué pasaba, porque, consumís tele, mirabas muchas muertes. En mi caso particular, tener que viajar en medios de transporte, al principio fue feo, me generó mucha ansiedad.

Después, cuando empecé a ver que en el tren ya no había tanta gente, en el subte tampoco, era salir y parecía The walking dead porque no había nadie. Era impactante. Después estuvo bueno, se generó un nuevo diagrama de trabajo, por ejemplo, hacíamos tres horas, el mismo dúo de trabajo, así hasta dar las cuatro vueltas con el mismo tren, entonces no nos cruzábamos tanto entre nosotros. 

¿Alguna vez sufriste algún accidente laboral?  

No, pero sí les ha pasado a compañeros que tuvieron “situaciones de arrollamiento”, por ejemplo, a uno de mis compañeros le pasó que había una persona caminando en el túnel, y hay determinados tramos donde uno puede frenar, pero el freno no es inmediato si venís a una velocidad de 60 o 70km/h, como se da en algunos tramos. Sé que impactó a esta persona, pero estaba bien y no le pasó nada. También le pasó a una compañera, estaba ingresando a una estación y se le tiró una chica, y con el mismo golpe del frenado hizo que la chica no cayera sobre las vías, sino que terminó desplomada sobre el andén, y por suerte, sé que sólo tuvo golpes, pero no le pasó nada. 

¿Qué impacto tuvo este accidente en tus compañeros?  

A nivel psicológico, por sobre todas las cosas. Por lo que nos contaban ellos, es una imagen que no se podía borrar, mi compañero me contaba que eso que la persona lo esté mirando, esa sensación de ay, ¡me está mirando!  

Estuvieron durante un tiempo shockeados por el impacto, la situación, los nervios que te genera el estar ahí. Cuando suceden esas situaciones el conductor tiene que tratar de estar lo mejor posible, si es antes de ingresar a una estación, tener la capacidad de estar lúcido y hacer una evacuación, porque tenés que bajar a la gente. En el momento en que sucede eso, tenés que bajar toda la electricidad del tren, queda oscuras y estar a la espera de que el operador te diga que está todo en condiciones para que se pueda evacuar y tratar de tener esa lucidez, es difícil. 

¿Estos compañeros recibieron algún tipo de ayuda psicológica por parte de la empresa? 

Sí, siempre hay un protocolo. En ese momento, dependiendo de si pudiste generar la evacuación, algún compañero, en el sector que se llama maniobristas, se trata de acercar y en lo posible de correrte de la situación. Después, la empresa te hace un seguimiento con el psicólogo, va viendo cómo va evolucionando tu estado, como lo vas llevando y, cuando se vuelven a reintegrar, un instructor del sector de tráfico, te acompaña para hacer las dos primeras vueltas y a ver cómo te sentís, si ya estás apto nuevamente.  

¿Considerás tu trabajo insalubre?  

Sí, de hecho, nosotros tenemos un "buen sueldo", por así decirlo, porque es un laburo insalubre, no hay mucha ventilación, estás bajo tierra, es túnel.  

Después, donde pasa la corriente se llama la catenaria, y eso cuando da al pantógrafo, que permite que le pase la corriente al tren, emite un polvo que se llama grafito, entonces te puede llegar a generar problemas respiratorios, de hecho, tengo compañeros que han tenido este tipo de dificultades. Después, en otras líneas se dio que hubo formaciones donde tenían este componente que es altamente tóxico y cancerígeno; tengo también supervisores que deben de tener un seguimiento porque les afectó a nivel corporal. 

En febrero de 2018 el Metro de Madrid confirmó la presencia de asbesto en algunas formaciones, CAF 5000 y sólo una formación CAF 6000, las cuales fueron adquiridas por el Subte de Buenos Aires, tras comprarlas al Metro de Madrid en el año 2011. Este mineral es peligroso debido a que se encuentra en el aire y los síntomas tardan años en desaparecer, provocando fibrosis o cáncer pulmonar ya que el mineral se adhiere a los pulmones. 

¿Recomendás este trabajo?  

Sí, porque está bueno el ambiente laboral, esto de tener que trabajar solamente seis horas ayuda un montón para organizarte si tenés hijos o si quieres seguir estudiando, sí. Incluso tengo compañeros que tienen otros laburos, también lo pueden hacer tranquilamente. 

¿Pensás trabajar toda tu vida de esto?  

La verdad que no, si bien es un laburo que está bueno, bien pago, no es lo que me apasiona, lo mío es la psicología. Entonces una vez que pueda encontrar una estabilidad económica desde ese lugar, me gustaría dejar el subte. 

 
 

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