Emma Jerez Leonardis vive con su familia en Quilmes, pero no tiene las típicas diversiones de un niño de su edad, ella pasa su tiempo libre enseñando en sus redes sociales como hablar y escribir chino mandarín. Su usuario de Instagram es @Nihao.emma (Ni hao significa "hola" en chino).
Según Tomás, el padre de Emma, la pequeña comenzó a interesarse en el lenguaje porque los trazos característicos de la escritura llamaban su atención. Fue tan sólo hace 2 años que la niña decidió estudiar este idioma como pasatiempo, comenzó leyendo libros para aprender y entender el idioma pero lo que realmente la hizo ser reconocida fue subir sus conocimientos a Instagram.
Ella se define como "Bookstagrammer" en su biografía, término mediante el cual se conoce a la unión entre Instagram y los libros (book en inglés). El padre de la influencer cuenta que a su hija "le gustan mucho los libros de jóvenes que cambiaron el mundo". Sus seguidores le mandan mensajes diariamente preguntando dónde estudia, muchos otros sólo le escriben para felicitarla o decirle cosas positivas.
Cuando a Emma le consultan que consejo le daría a los chicos que quieran hacer contenido, ella afirma: "Estudien lo que les gusta, sigan sus sueños hasta que los puedan conseguir".
La fama y los seguidores no son algo que a Emma le interese o busque, por el contrario, la pequeña cuenta que de grande quiere ser embajadora argentina en China o ingeniera aeroespacial.
Si bien en sus redes sociales sólo aparece ella, sus padres son quienes manejan la cuenta y lo que la niña sube. Como suele ocurrir, los haters aparecen para comentarle en sus publicaciones que sus padres "la explotan", sin embargo ellos afirman que Emma sólo sube videos cuando ella quiere hacerlos.
El futuro de Emma es aún algo incierto, en ocasiones es invitada a eventos relacionados a la cultura asiática a los cuales asiste con gran emoción. La pequeña forma parte de los influencers "que sí", aquellos que usan sus redes para dar contenido de calidad e informativo mientras sigue perfeccionandose y sin dejar de verlo como un niño de 9 años debe tomarlo, un juego.