El partido comenzaría a las 21:30, pero la fiesta del fútbol empezó antes, en las calles aledañas ya se veían niños con camisetas, los más grandes con sus bebidas alcohólicas, pero con una importante presencia de la familia.
Ya en la cancha, dos cosas mostraron la filosofía velezana. En la previa, los niños campeones de la categoría 2012 dieron la vuelta olímpica y recibieron los aplausos del público, aplausos que luego correspondieron también a los “pibes” (ya de la primera del club) al darse el once inicial a través de la voz del estadio. Se sumó a ésto los reconocimientos a Diego Godín, Lucas Pratto y Lucas Janson. Es de resaltar el merecido homenaje de cada fecha al director técnico campeón, Ricardo “el Tigre” Gareca, que regresó a principios de marzo al club y que llegaba a éste con dos partidos empatados y una victoria.
A falta de 10 minutos terminaba de entrar la hinchada, esa que trae los bombos y banderas, por lo que el ambiente ya era el ideal para una noche otoñal de fútbol, donde una campera y el canto por los colores, generaban el clima perfecto para el espectador.
Finalmente ingresarían, entre el “Vélez, mi buen amigo”, los protagonistas, los dueños de casa con su uniforme tradicional, mientras que la visita, se mostró con la camiseta de color naranja chillón en el verde césped. Aunque no tan verde en algunos sectores, ya que el campo de juego quedó percudido tras los recitales de Fito Páez del fin de semana pasado. Esto suele ser algo habitual luego de los espectáculos y se notaba en las quejas del público, al haber un mal pique de la pelota o algún resbalón de los jugadores locales.
El partido comenzó de la mejor manera para la visita, ya que, a los 4 minutos de empezado el juego, tras un excelente centro de Aleman y un buen cabezazo de Sosa Sánchez que no llegó a atajar el “Cachorro” Burian, Banfield puso el 1-0. El público se mostró furioso por el tanto y con su autor, un ex jugador del club, pero al cesar los insultos, sonó “dale Vélez que no ha pasado nada”. El local quedó golpeado por el gol tempranero, derivando en varias llegadas contrarias. Hasta que poco a poco, empezó a mejorar su juego, quedando demostrado a los 20’, cuando, tras un buen juego de toques, tumbaron al “Oso” en el área rival y el árbitro Fernando Rapallini (a pesar de una floja actuación) no dudó y cobró penal. El atacante ex River se hizo cargo de la ejecución y convirtió el 1-1.
Se sintió el levantamiento del cuadro blanquiazul. A la media hora, gracias al córner ejecutado por Elías Cabrera y al cabezazo de Lucas Janson, se consiguió dar vuelta el marcador y quedar en un momentáneo 2-1. Con pases a uno o dos toques y llegadas a la meta de enfrente, se empezó a fabricar el tercer gol. Primero Prestianni (de tan solo 17 años y una calidad tremenda) y luego el remate de Janson, que con una asistencia del otro Lucas, el que lleva la número 12, logró marcar su doblete, con la filosofía Gareca marcada, por eso se canta “De la mano del Tigre vamo’ a salir campeón”. La gente ya estaba de fiesta y se mofaba de los rivales, en especial con los referentes (Brahian Aleman y Andrés Chávez) y con los que tenían un pasado en el club de Liniers, como con Emanuel Insua que, tras un error, un poeta le gritó “te marcas solo”.
Finalizó el primer tiempo. En el entretiempo, los nenes que estaban al borde, entre tribuna y campo de juego, se mantenían en su lugar expectantes para el segundo tiempo. Estaban los que decidían prenderse un cigarrillo, que con el viento llenaban de olor por unos segundos, la tribuna. También los muchachos de los bombos, que salieron a tomar algo y regresaban con el segundo tiempo ya en marcha.
El complemento del partido inició como terminó la primera parte, muchos pases y tranquilidad del conjunto fortinero. Tal fue así que el técnico del taladro, Sanguinetti dispuso dos cambios (además del cambio obligado que tuvo que hacer en el final del PT, dónde salió Cabrera por un golpe, ingresando Alan Di Pippa), saliendo Chávez y Bizans, e ingresando Giménez y Piedrahita a los 14’ del ST. Poco a poco se iba notando el cansancio, los visitantes les pegaban a los puntos altos de la ofensiva velezana: Prestianni, Cabrera y los autores de los goles. Pero ya no se presionaba la salida del conjunto de camiseta naranja, se dejaba que salieran jugando, denotando algo de cansancio.
A los 24 minutos el ex DT de Perú decidió sacar a Prestianni, se retiró muy aplaudido el joven, y llegó la hora de Julián Fernández, quien le había convertido sobre la hora a Talleres en la serie de Copa Libertadores 2022. A los 2 minutos también partió Janson por el ex Boca, Walter Bou. También se retiró lesionado Aleman, y entró Ignacio Rodríguez en la visita. Faltando 10’ para que finalice el partido hay triple cambio con firma Gareca, salieron: Cabrera, Osorio y Pratto. Entraron: Seoane, Lobato y Castro. Con esto quedaron mayoría de pibes del club en cancha, exceptuando a Burian, Godín, Bou y Guidara.
Lo que había sido tranquilidad, una fiesta y un ambiente para que se fogueen los más chicos, terminó en tensión y desesperación, ya que a los 37’ del ST, intentando rechazar un centro, hay gol en contra del uruguayo Godín, y con eso empezó a jugar bien el equipo visitante, cosa que le costó todo el partido. El mismo central de jerarquía, aprovechó su experiencia para que el tiempo corra, mientras que el cuarto árbitro mostraba el cartel luminoso: +6. En el primer minuto de agregado, de contra, el nacido en Brasil, Lobato, se perdió la oportunidad de poner el cuarto gol, que volvería a traer tranquilidad al José Amalfitani. Pero eso no pasó, el clima era cada vez más frio, más tenso y se pedía constantemente la hora. Hasta que sucedió lo que ninguno de los presentes quería. Tras una acción ofensiva de Banfield, recibió la pelota Ordoñez, que enganchó para adentro en su propia área (algo que el ABC del futbol dice que no debe hacerse) y le robó la pelota Giménez, que definió muy bien y firmó el empate 3-3, que a los dos minutos seria definitivo, al escucharse el silbato de Rapallini.
Un equipo que no pudo explotar su buen momento y convertir más goles, que pagó la inexperiencia de los más chicos que no pudieron aguantar el resultado favorable, eso fue Vélez. Mientras que los de zona sur supieron aprovechar los errores rivales, ya que no jugó bien o de manera vistosa, pero si supo concretar las oportunidades que tuvo.
Todo lo que fue alegría en un momento, se había convertido en desazón. Terminó entre insultos la contienda, “vergonzoso” se escuchaba de algunos, “caminando juegan”, “quedaron grandes los cambios” y es que, con el diario del lunes, al equipo de Liniers le faltó gente que sepa como aguantar el resultado, sin la ingenuidad que pueden tener los más jóvenes. “Lo liquidaba el brasilero y ya está”, “que increíble” es lo que más se repetía, incrédulos de lo que se acababa de vivir, un empate con gusto a derrota por la manera. Quejidos e insultos, cada vez más resignados, estaban presentes en cada conversación de camino a la abultada salida del estadio. Ya en la calle, todos se fueron tranquilos, en murmullo, ya sea con amigos, parejas, familias, reflexionando como éste partido se les escapó de las manos.