El show fue intenso, con una puesta en escena de alto nivel, una selección de canciones que reflejó su presente artístico, y una apuesta fuerte por mostrar su identidad más allá del trap. Desde el primer tema, YSY se mostró conectado, eufórico y emocional. No tardó en dejar claro que no era un show más y el público respondió como siempre, con pogos, coros y una energía que se mantuvo constante durante más de dos horas. Fue un ida y vuelta genuino, que se sintió tanto en las canciones como en los momentos de charla y agradecimiento del artista.
Uno de los puntos más llamativos del recital fue cuando YSY A incorporó un bloque de tango con orquesta, que duró cerca de 45 minutos. Fue un cambio fuerte en el ritmo del show, que sorprendió a muchos y dejó opiniones divididas. Para algunos fue un momento único; para otros, un bajón de energía. Pero lo que no se puede negar es la valentía de la propuesta al unir el género que lo vio crecer con uno de los pilares de la música argentina. Mostrando un mensaje claro en las pantallas: “viva el tango, viva el trap”
Lejos de hacer un homenaje clásico al tango, YSY A se animó a reversionar algunos de sus propios hits en clave tanguera. Temas como “Toda la Vida”, “Pastel con Nutella” y “Traje unos tangos” cobraron otra vida, con arreglos instrumentales que transformaron los beats digitales en melodías profundas, nostálgicas y muy emocionales.
El recital se centró en el recorrido de Alejo como artista, muy similar al Ferro del año pasado. Sonaron temas de todos sus discos “Trampa al tiempo”, “El after del after”, “Trap de verdad”, “Hecho a mano” y “Antezana”, dejando nuevamente a la espera de cantar en vivo “Mordiendo el bozal” a pesar de los rumores.
Hubo solo dos invitados: Bhavi y Jere Klein. Notándose una intención clara de YSY de sostener el show con lo propio.
YSY A se paró en uno de los escenarios más importantes del país y demostró que ya no es solo “una figura del trap”, sino un artista completo, con inquietudes, ideas propias y una búsqueda que va más allá del hit. No fue un show perfecto, pero sí auténtico, valiente y emotivo. Una noche que marcó un antes y un después en su carrera.