El sábado 22 de marzo, el Hipódromo de San Isidro volvió a ser el punto de encuentro para miles de personas que se sumergieron en la experiencia del segundo día del Lollapalooza Argentina 2025. A lo largo de la jornada, artistas internacionales y locales pisaron los escenarios y dejaron huellas profundas en el público, hasta que una tormenta intempestiva puso fin al día antes de lo esperado.
Desde temprano, los escenarios Flow Stage comenzaron a vibrar. El público, cargado de energía y expectativas, disfrutó de artistas emergentes como Juana Aguirre, Luz Gaggi, Arde Bogotá y The Marias, quienes calentaron motores para los actos más esperados del día.
El sol todavía dominaba cuando WOS en el escenario Samsung, con su carisma arrollador, rompió con las barreras del rap y el rock, regalando un show cargado de fuerza y verdad. Más tarde, la dulzura y talento de Tate McRae conquistaron a los presentes, creando un ambiente íntimo en medio de la multitud en el escenario Flow.
Antes de Wos, en el Flow se presentaron varios artistas como Nanpa Basico, Inhaler y especialemente Dum Chica, una banda under que generó controversia recientemente. Durante su set, proyectaron una imagen de Javier Milei caracterizado con cuernos y colmillos, en un gesto crítico que dividió opiniones. Dum Chica asumió la responsabilidad del mensaje, aclarando que ni la productora ni los patrocinadores tenían conocimiento previo. Más allá de la polémica, su acto muestra cómo el arte puede provocar reflexión y debate sobre temas sensibles.
Sin embargo, la gran revelación, también en el escenario Flow, de la noche fue Shawn Mendes, quien, después de una pausa para cuidar su salud mental, volvió a los escenarios con una energía renovada. El público explotó cuando sorprendió con una interpretación de “Gracias a la vida”, emocionando hasta las lágrimas a más de uno. Mendes, con su sencillez y talento, conectó profundamente con los asistentes, quienes no dejaron de corear cada uno de sus éxitos.
La tormenta apareció cuando el cierre estaba en manos de Zedd, quien intentaba mantener el ritmo de la fiesta con sus beats explosivos. Sin embargo, la intensidad del clima obligó a los organizadores a dar por terminado el festival antes de tiempo. La mezcla de desilusión y adrenalina quedó flotando en el aire, mientras los asistentes buscaban refugio bajo la lluvia, intentando capturar los últimos momentos de un día inolvidable.
El Lollapalooza no solo fue música; también fue moda, expresión y personalidad. Los outfits combinaban brillo y rebeldía: jeans con apliques, botas altas y minifaldas de cuero se mezclaban con remeras estampadas y maquillaje metalizado. La creatividad y el estilo fueron parte esencial del espectáculo, mostrando que el Lolla no es solo un festival, sino una pasarela de tendencias y diversidad.
A pesar del final abrupto, la música venció al clima. El segundo día del Lollapalooza 2025 quedará en la memoria como una mezcla de emociones intensas, talento desbordante y una lluvia que no logró apagar el espíritu de quienes se entregaron a vivir la experiencia al máximo.