Anna Mae Bullock, mejor conocida como Tina Turner, nació el 26 de noviembre de 1939 en Brownsville, Tennessee, en el seno de una familia humilde que se dedicaba a la cosecha de algodón. Su padre, Floyd Richard Bullock era un hombre violento con ella, su hermana Ruby Alline Bullock y su madre Zelma Priscilla, quien decidió marcharse cuando Tina era una niña. Poco tiempo después Floyd se casó con una nueva mujer, dejando a sus hijas abandonadas a su suerte. Tras pasar por diferentes casas familiares, finalmente se quedaron a vivir con su abuela.
Luego de trasladarse a St. Louis a finales de 1950, Tina y su hermana Alline, se reencontraron y se volvieron inseparables. Un día en 1951 en un club nocturno Manhattan Club, conocieron a Ike Turner. El músico solía invitar a distintas mujeres del público a acompañarlo con los coros. En una ocasión, el músico comenzó a insistirle a Alline para que subiera a cantar y, tras las repetidas negativas de la muchacha, Tina se interpuso, tomó el micrófono y subió a hacer su magia. Inmediatamente todos quedaron sorprendidos por su impresionante voz, tanto así, que permaneció en el escenario toda la noche. Así nacía la inigualable leyenda Tina Turner.
Tina e Ike se casaron en lo que prometía ser una feliz pareja de artistas, pero instantáneamente la realidad demostró lo contrario. En la noche de bodas él la llevó a un burdel, obligándola a presenciar un show sexual. Rápidamente la violencia volvió a hacerse presente en la vida de Tina, que tenía que soportar los constantes abusos, golpes, torturas y violaciones de su esposo, llegando a tener un intento de suicidio. El hombre con graves problemas de drogadicción, solía lanzarle café caliente cuando estaba de mal humor, la tiraba por las escaleras y la golpeaba con los puños. Tina supo reaccionar y abandonarlo a tiempo. Una noche, mientras su marido dormía, tomó sus cosas y se marchó para jamás volver.
En aquella época el rock pertenecía a los hombres y Tina sabía que continuar en los escenarios sería difícil sin su antigua banda, además de que ahora se había convertido en la villana para los medios y los seguidores de la gran promesa del momento, Ike, por lo que todas las puertas se cerraron en su cara. Entonces, lo impensable sucedió: el manager Roger Davies, decidió apostar por ella y representarla en su carrera solista, pues supo ver el increíble potencial que poseía.
Tina Turner, entre muchas cosas, fue la vocera de aquellos marginados que no tenían voz. En 1981, cuando la violencia doméstica era un tabú, ella decidió dar una entrevista para la revista People en donde detalló los abusos y humillaciones que había sufrido por parte de su ex esposo y su tortuosa infancia. Fue así que se convirtió en la referente de aquellas mujeres que entendían y compartían su dolor.
A pesar de las múltiples barreras que se le imponían por ser mujer, con un bajísimo presupuesto y un tiempo muy limitado, logró grabar su primer disco como solista, llegando así a las radios y los corazones del público. Su primer álbum, Private Dancer, vendió alrededor de 20 millones de ejemplares. De allí en adelante, con 45 años, su carrera se disparó, agotando estadios, cantando con diferentes artistas y enseñándole a bailar al mismísimo Mick Jagger.
Aún así, Tina seguía sintiendo ese vacío interior, ese dolor que nunca la abandonó. En 1985 comenzó a salir con el productor musical Erwin Bach quien la acompañó hasta el último de sus días. En el año 2000 decidió finalmente retirarse de los escenarios, aunque siguió haciendo algunas apariciones esporádicas en los shows de sus compañeros artistas. Reapareciendo en 2009 con una gira mundial en la que festejó sus 50 años en el mundo del espectáculo.
En 2016 fue diagnosticada de cáncer intestinal y, dos años después, su hijo Ronnie falleció tras una larga lucha contra la misma enfermedad. Terriblemente, poco tiempo atrás, había sufrido el suicidio de su primogénito, Craig. Tina siempre dijo ser la culpable de sus muertes, alegando que era una madre ausente.
“Mi vida fue muy diferente a lo que piensan. No fue una buena vida. Lo bueno no alcanza a compensar lo malo. Así que no quiero más recordar todo eso”, confesó en un reportaje.
A pesar de todo, Tina vive en los corazones de las personas como la mujer que rompió todas las barreras, que logró reinventarse y resurgir de las cenizas que habían hecho de ella, una artista que con autenticidad, y honestidad, logró conmover a millones de personas con su arte y alcanzar aquella fama que aún hoy le permite seguir sonando en todas partes.