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Decimos que la profesión es un negocio ya que intenta generar beneficios vendiendo algo, en este caso información, explicaciones de por qué sucede lo que sucede, y opinión. Lo que vende también explica lo que hace al periodismo, en casos donde no existe un simple interés económico o ideológico de la empresa encargada de comunicar. Pero al mismo tiempo, con el avance tecnológico y por lo que nombramos anteriormente, el producto tuvo que cambiar para subsistir, ya que perdió el romanticismo y dejó de comprarse bien.

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Los medios dejaron de tener como fuente principal los diarios vendidos, y tuvieron que ofrecer información gratuita a cambio de atención de los lectores, para luego eso mismo vender a los anunciantes. Así el periodismo, como todo negocio, se renovó, varió y amplió la oferta, inventó formas de contar nuevas noticias, para seguir vendiendo. El problema puede llegar a aparecer cuando se quiere aparentar que no es un negocio e incluso pensar que ese poder romántico que existía, sigue estando, pero no es así.

Charlamos con el periodista y profesor Eduardo Martinez quien nos contaba por qué eligió el periodismo como profesión “No fue mi primera opción, yo estaba estudiando profesorado de historia, y un grupo de amigos puso un programa de radio, me invitó a participar, entré por primera vez a un estudio y nunca más lo dejé. Tuve la suerte que empecé en los medios antes de estudiar, por lo cual cuando estaba estudiando estaba trabajando ya de periodista, tuve esa fortuna. No fue mi primera opción, pero sí me di cuenta que era lo mío en el momento que entré en un estudio”

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“Creo que el periodismo como sistema empresarial es poderoso, eso ha llevado a que empresarios terminen comprando medios, que la mayoría de las veces no tienen la visión periodística. Empresarios que tienen una fábrica de chorizos y un canal, en Argentina pasa… y a veces manejan el canal como si fuera su fábrica. Y no es lo mismo.” Nos contaba Eduardo, quien ante la pregunta de si existen otros intereses que solo informar respondió “Me parece que el periodismo cuando prioriza el negocio a la verdad comete un error. No está mal que ganen muy bien las empresas con los medios, el tema es que se usen a estos para ganar, eso ya es distinto.”

Hoy en día se rompieron ciertas normas, que no tiene que ver con el internet, ni con la gente joven que supuestamente ya no lee, sino con el sector en sí, que ha sacrificado procedimientos y garantías con el afán de sobrevivir, el periodismo se ha convertido en una industria, una que busca beneficios y no aporta a la salud de un país. Y esto pasó porque ese algo especial que existía, esos códigos, se fueron dejando de lado. De la misma forma que algunos negocios cuentan con normas y regulaciones -la venta de alcohol, cigarrillos o medicamentos, por ejemplo-, el periodismo también. Esta profesión tiene efectos y consecuencias, desde la confianza en los sistemas, instituciones y hasta la democracia en sí. Con el afán de informar sobre lo inusual, se crea la percepción de que lo extraordinario es normal. Así, se crea la percepción de que todos los políticos son corruptos, que el sistema no funciona, por citar ejemplos. De la misma forma, también se ha perdido la norma de chequear la información una y otra vez para asegurar de que es verdadera, con el objetivo de publicar más contenido, llegar a más clientes –que no son simples lectores- y más rápido. Cuántas noticias hemos visto con acusaciones que se tiran al aire y después terminan siendo falsas, y la aclaración nunca es igual de fuerte que la primera acusación. El daño ya fue hecho, y no solo para los afectados, sino también para la comunicación. ¿Y cuál es el objetivo? Servir a causas que tienen que ver con las ideologías o intereses económicos.

“Yo creo que hubo una evolución tecnológica que no va de la mano con una evolución profesional, me parece que la posibilidad que tienen los medios ahora de lo instantáneo, de la interacción con el público es impresionante y un gran logro, la parte negativa es que estamos deshumanizando parte de la profesión, al alejarse de las fuentes. Antes íbamos, los entrevistábamos cara a cara, hoy es por WhatsApp, por Zoom; es todo más distante sin pasar por la experiencia personal de la fuente. En ese sentido sí hubo una evolución.” Contaba Eduardo.  Además del cambio de periodismo con el avance tecnológico, también las personas dejaron de informarse como lo hacían antes, ya no hacía falta que esperes todas las mañanas para tener tu diario matutino, ni siquiera esperar a enterarte por la televisión o la radio. Aunque quizás la mayoría de los adultos mayores siguen practicando esto último, las redes sociales se llevaron a los consumidores más jóvenes, y eso generó un nuevo problema, ¿qué podían hacer los medios para volver a obtenerlos? Conseguir tendencias en las redes y utilizar ese contenido por otra. Esto llevó a que, en lugar de obtener noticias interesantes y relevantes, empezaran a prestar atención a ver qué se hablaba en estas redes sociales y desarrollar ideas para captar la atención. Lo cual no está mal, sino perdés de vista las otras normas importantes que hacen al periodismo sano. Pero el problema de las redes sociales no termina en eso, sino que los medios ya no solo debían gustarle a los consumidores, sino también a Google, los formatos debían ser para Facebook e Instagram, las ideas virales en Twitter, y así se dejó de generar contenido para humanos para empezar a hacerlo para los mediadores con la audiencia, es decir, perdieron el control de ella y pasaron a depender de quienes hacen de intermediarios con sus consumidores. Y estas empresas están alejadas de la salud democrática. “Yo creo que hubo una evolución tecnológica que no va de la mano con una evolución profesional, me parece que la posibilidad que tienen los medios ahora de lo instantáneo, de la interacción con el público es impresionante y un gran logro, la parte negativa es que estamos deshumanizando parte de la profesión, al alejarse de las fuentes. Antes íbamos, los entrevistábamos cara a cara, hoy es por WhatsApp, por Zoom; es todo más distante sin pasar por la experiencia personal de la fuente. En ese sentido sí hubo una evolución.” Explicaba Eduardo, quien además de ser profesor, analiza la política internacional en IP Noticias de lunes a viernes (excepto miércoles) a las 14hs.

Cuando se le preguntó si el periodismo llegó a su limite respondió “Siempre hay margen de mejora con el tema tecnológico, la tecnología es un camino casi infinito. Es posible que en el futuro un columnista aparezca en holograma en un canal, que podamos trabajar en cualquier parte del mundo como si fuera realmente presencial. Lo que tiene que tener el periodista es la capacidad de adaptación a las nuevas tecnologías porque constantemente estos formatos van cambiando. Y uno no puede quedarse atrás en eso, es súper importante.” decía Eduardo, “hoy en día un periodista realiza labores diversas, si estás en una radio escribís en el portal de ella, si trabajás en la televisión tenés que grabar un reel o escribir una columna, armar un guión. Debés tener la capacidad de hacer varias cosas, y creo que también por la misma diversificación de los trabajos uno no debiera quedarse con una sola especialidad del periodismo. Uno debe estar atento y al tanto de todo lo que ocurre por si los primeros trabajos no van de la mano con lo que más nos gusta.

De esta forma podemos traer al artículo miles de ejemplos más de como el paradigma va cambiando y seguirá haciendolo con el correr de los años y por qué podemos decir que cierta parte del periodismo hoy se está convirtiendo en un negocio no sano, pero al mismo tiempo, siempre hay excepciones. Existen periodistas que editan un contenido explicando qué se ha hecho y porqué, auditan cada noticia antes de publicarla, siguen haciendo periodismo de forma en la que se mantienen esas normas tradicionales con la creación de un negocio rentable para todos. Y de esa forma también, encuentran el reconocimiento de la gente, consiguen consumidores que confían en ese periodista, que mantiene la ética y va en la dirección correcta. Y por más que también sea un negocio, no es lo mismo una cosa que la otra.

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