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El 2 de septiembre de 1944, la joven estudiante y judía holandesa, Ana Frank, fue trasladada junto a su familia desde el campo de concentración de Westerbork hacia el infame campo de exterminio de Auschwitz en Polonia. 

Auschwitz, situado en Oświęcim, fue el mayor campo de exterminio del régimen nazi. Desde su construcción en abril de 1940 hasta la llegada de sus primeros prisioneros en mayo del mismo año, el campo se convirtió en el lugar donde aproximadamente un millón trescientas mil personas fueron alojadas, de las cuales más de un millón perdieron la vida.

Ana, de solo 15 años, había estado escondida con su familia en Amsterdam para evitar la persecución nazi. Sin embargo, fueron descubiertos y arrestados el 4 de agosto de 1944. El traslado a Auschwitz casi un mes después de su arresto, marcó el comienzo de un período de sufrimiento y horror para ella y sus familiares, quienes enfrentaron condiciones inhumanas y brutales en dicho centro de tortura.

Tras bajar del tren, los guardias separaron a los prisioneros por sexos, y Ana no volvió a ver a su padre. Su madre, Edith, murió poco después a causa de los trabajos forzados y las infecciones derivadas del hacinamiento. En febrero de 1945, una epidemia de tifus se extendió por el campo, provocando la muerte de aproximadamente 17.000 prisioneros. Ana y su hermana Margot fallecieron alrededor de mediados de ese mes, a pocos días de la liberación del campo por las tropas británicas.

El único sobreviviente de la familia Frank fue Otto, quien recuperó los cuadernos de su hija y los publicó en holandés dos años después del fin de la guerra. El Diario de Ana Frank, traducido a setenta idiomas, se convirtió en el documento más leído sobre el Holocausto, y sus palabras, como "Lo que se hace no se puede deshacer, pero se puede prevenir para que no vuelva a ocurrir" siguen siendo un poderoso símbolo en la lucha contra la intolerancia y el odio.

Hoy recordamos el valor de Ana Frank y millones de víctimas del Holocausto, y reafirmamos nuestro compromiso con la justicia y la humanidad.

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