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Por COULY, CAMILA

Estudiante de El hecho se viralizo en redes sociales recordando la escena de cromañon

El eco de los pasos de Julio Cortázar aún resuena en las calles de Buenos Aires, una ciudad que, aunque él dejara para establecerse en París, nunca dejó de habitar sus escritos, su memoria y sus mañanas “tan café con leche”. A 110 años de su nacimiento, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se viste de fiesta cortazariana, con un vasto abanico de actividades que buscan sumergirnos en el universo lúdico y poético del escritor.

Los cronopios, famas y esperanzas (personajes emblemáticos del universo cortazariano) se dan cita en distintas bibliotecas y espacios culturales, donde se celebran charlas, exposiciones y ciclos de cine gratuitos y para todo público. Entre estos homenajes, destaca un recorrido gratuito por los rincones de Buenos Aires que marcaron su vida y su obra. Desde la mítica calle Florida hasta el Luna Park, pasando por el Café Cortázar en Palermo, la ciudad se convierte en un tablero de "Rayuela" donde cada salto nos acerca más al mundo del escritor.

Este circuito se realizará el  28 de agosto a las 11hs. El punto de encuentro es Av. Córdoba y San Martín y requiere inscripción por cupos limitados, los mismos se pueden conseguir en la página del Gobierno de la Ciudad.

Para aquellos que prefieren una experiencia más tranquila y lectora, el Café Cortázar ofrece un espacio íntimo donde la presencia del autor se siente en cada rincón, desde sus fotografías en las paredes hasta los objetos que lo evocan. 

Y si todas estas actividades por el natalicio de Julio Cortázar no te alcanzan, todavía hay otra forma de celebrar y conmemorar el nacimiento de Julio Cortázar. En Banfield, su tierra natal, hay muchos murales extraordinarios inspirados en los cuentos y libros del creador de los cronopios. Los podés recorrer en un tour guiado especializado en el autor. Te dejamos más información en el IG de los organizadores: IG @caminocortazar

Así, Buenos Aires rinde homenaje a uno de sus hijos más ilustres, conmemorando no solo su legado literario, sino también su presencia viva en cada esquina, en cada café, en cada calle. Una celebración que, como su obra, se desdobla en múltiples dimensiones, invitando a los porteños y a los visitantes a saltar en su infinita "Rayuela" urbana.

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