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Siendo la sexta canción de Thriller, el álbum más exitoso de Michael Jackson, Billie Jean fue lanzada como single el 2 de enero de 1983, consagrando al artista como ícono internacional: “el rey del pop”.

Nacido el 29 de agosto de 1958, Michael fue un cantante, compositor y bailarín estadounidense que comenzó su carrera a temprana edad, con la reconocida banda Jackson 5. Al convertirse en solista, destacó por sus innovaciones en el baile y en la fusión de géneros musicales, cuya cúspide alcanzó con el lanzamiento de su sexto álbum, Thriller, y le concedió una época dorada durante el resto de su carrera, repleta de grandes éxitos, tales como: Beat it, Thriller, We are the world (cantada por más de 40 artistas, con fines benéficos) y The Girl is mine (cantada junto a Paul McCartney). Sin embargo, su vida también estuvo contaminada por disgustos, polémicas, acusaciones de abuso y consumos de sustancias. Tras nueve famosos discos y tres hijos, sufrió una controversial e inesperada muerte el 25 de junio de 2009, que es investigada desde entonces.

Inicialmente, Jackson y Jones tuvieron múltiples discusiones por esta canción, ya que a ninguno le gustaba lo suficiente, al punto de querer eliminarla del álbum. Ante su inconformidad, el ingeniero de audio Bruce Swiden la remezcló 91 veces y ambos productores optaron por la segunda versión. Tiempo después, tras su gran éxito, fue reversionada para un instrumental en Moonwalker, para una campaña de Pepsi y para el aniversario nº 25 del álbum.

Billie Jean le confirió firmas propias al Rey del Pop, como la campera de cuero con lentejuelas, los pantalones de agua alta y el famoso baile moonwalk que estrenó con la primera presentación en vivo de dicha canción, en el aniversario 25 de Montown: Yesterday, Today, Forever (1983). A partir de aquel momento, fue tocada en todas las giras y conciertos hasta 2001, incluso se incluiría en la gira This is It de 2009 que no pudo realizarse debido a su fallecimiento.

Se vendieron 10 millones de copias del sencillo en todo el mundo, por lo que se convirtió en el más vendido del artista y de todos los tiempos. Así, consiguió dos Premios Grammy, un American Music Award y nominaciones en los Premios Emmy. La canción fue certificada 6 veces Platino por el Recording Industry Association of America (RIAA), luego de encabezar la lista Billboard Hot 100 y Billboard Black Singles, en sólo tres semanas. La misma revista estadounidense la clasificó como la segunda mejor canción del año 1983 y MTV como la sexta mejor canción desde 1963, en una lista realizada en el 2000. Además, logró posicionarse dentro del top 10 en muchos países y alcanzar el puesto número 1 en Reino Unido, Canadá, Francia, Suiza y Bélgica.

Por otra parte, el videoclip de Billie Jean, dirigido por Steve Barron, fue el primer video musical de un artista negro transmitido por MTV. Esto tuvo gran relevancia en la historia de la música, ya que le dio valor al videoclip como herramienta fundamental del marketing para la música popular.

Estructuralmente, la canción comienza con una introducción instrumental, marcada por el riff de bajo, notoriamente más extensa comparado a sus anteriores trabajos. Esta decisión, según afirmó Quincy Jones, se debió a las excéntricas ganas de bailar que Michael tenía. Luego, se compone de tres versos que narran una historia que explora el amor, la desconfianza y las consecuencias de la fama.

La lírica retrata a una mujer que acosa al cantante, adjudicándole la paternidad del hijo que espera y que él niega. Para muchos, la historia era real mientras que para otros la letra resultó de una mera ficción, lo cual se reafirmaba con la negación de la verdadera existencia de dicha mujer por parte del propio autor: “Nunca existió una Billie Jean real, excepto por las que aparecieron posteriormente a la canción. Creo que la escribí basándome en experiencias que han vivido mis hermanos”. Sin embargo, el biógrafo J. Randy Taraborelli llegó a confirmar que una mujer le enviaba numerosas cartas a Michael con fotografías adjuntas asegurando que él era el padre de su hijo, amenazándolo con llevarlo a tribunales. La última de las cartas contenía una fotografía de ella, una pistola y una propuesta de suicidio conjunto. Finalmente, se conoció que la mujer fue internada en un centro psiquiátrico y nunca se concretó ningún tipo de contacto entre ambos.

En el estribillo destaca un refrán pegajoso, “Billie Jean not my lover”, que resalta el mensaje principal de la historia y se repite en tres ocasiones, luego de cada verso. Alrededor del minuto 3, entre una repetición del estribillo y el tercer verso, aparece un puente musical que intensifica la emoción en el espectador. Por último, el coda o cese de esta canción consta de un instrumental, posterior a la repetición de la frase central.

Esta estructura, junto a su tempo de 117 beats por minuto, permite que la canción mantenga un ritmo pegajoso, dinámico y marcado pero, sobre todo, atractivo.

La voz principal es distintiva y poderosa, con un estilo emocional adjudicado a intensa interpretación del artista, que utiliza una mezcla de falsete y registro más bajo con un carácter único. Los coros son sutiles, pero notables en su presencia y el trabajo de composición es destacable por sus arreglos originales.

El groove de Billie Jean está profundamente marcado por el bajo eléctrico y la batería, que crean una línea hipnótica que lleva a acompañarlo con el movimiento corporal. El mismo es fundamental porque determina la potencia de la energía que proyecta el tema. La forma en la que los instrumentos involucrados se entrelazan, inclusive la guitarra eléctrica, el piano y los sintetizadores, contribuye a la sensación de movimiento constante y envolvente.

A su vez, se construye constantemente una armonía simple, basada en la repetición progresiva de acordes mayores y menores que, junto a la fusión de instrumentos y la melodía vocal, crean una atmósfera emotiva pero cautivadora por la tensión y el dramatismo de la lírica.

La combinación de estos elementos marca la creatividad y originalidad del artista, creando un sonido distintivo en aquel tiempo, hasta hoy, lo que convierte a Billie Jean en una obra maestra musical y a Michael Jackson en el rey del pop que, sin dudas, ha dejado un eterno legado que seguirá teniendo influencia en la cultura musical.

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