El de Kevin Porter Jr. es el más reciente caso de violencia en el hogar que involucra a jugadores pertenecientes a la NBA, manchando a la mejor liga del mundo por tener esta índole de personajes. El jugador de los Rockets enfrenta cargos de asalto y estrangulamiento a su novia, la exjugadora de la WNBA, Kysre Gondrezick, a la que le llegó a romper una vértebra mientras apretaba su cuello con las dos manos.
El jugador se ha mantenido bajo custodia policial hasta que este martes fue puesto en libertad bajo fianza tras pagar 75.000 dólares. Además, se le adjudica una orden de alejamiento por parte de la víctima.
No existen unos estándares a la hora de sancionar estos casos. La NBA los analiza de manera individual, pero no es exagerado decir que la carrera de Porter en la liga pende de un hilo. Es más, si de mí dependiera, no volvería a dejar que pise una cancha de parqué. Honestamente, estos casos lo único que generan son manchas a un deporte que estuvo plagado de estrellas y de verdaderos ejemplos de trabajo duro y buen comportamiento. Tanto la NBA como los Rockets ya están recopilando información e investigando los hechos, pero la sanción a la que se expone el jugador puede ser muy dura, y más atendiendo a sus antecedentes. En primer lugar, en noviembre de 2020 encontraron marihuana y una pistola cargada en su coche, muy similar a la situación protagonizada por el base estrella de los Memphis Grizzlies, Ja Morant. Por otro lado, salió de los Cavaliers tras enfrentarse al Mánager General de la franquicia después de que movieran su puesto para hacer hueco a un jugador nuevo. Finalmente, en abril de 2021 recibió una multa de 50.000 dólares por saltarse las reglas de salud referentes al COVID 19 y visitar un club de striptease.
Claramente estamos hablando de un personaje destinado a romper cualquier regla con tal de hacer lo que le plazca. Por lo tanto, es necesario que la NBA tome cartas en el asunto de inmediato y analice con extremo cuidado qué es lo que pretende hacer con un jugador de este calibre: si van a dejar que permanezca en la liga, con la hipótesis de que repita este suceso, o peor, que se supere y termine con un cargo más alto; o en su defecto, que lo expulsen del torneo estadounidense para simpre.