Una canción premonitoria y un desenlace que nadie se esperaba: 25 años sin Gilda
Por Ramiro Nahuel Zorzoli, 10:2 Hs. Lectura aprox.: 2 min.
"Recuerdame en cada momento, Porque estaré contigo, No pienses que voy a dejarte, Porque estarás conmigo". Pasaron 25 años y aquella letra de "No es mi desdedida" canción que Gilda escribió por ultima vez, sigue cosechando una y otra vez una respuesta a su anticipada y trágica muerte, a los 35 años de edad.
Querida y respetada por sus colegas, figura iconica de la movida tropical, bandera de muchas mujeres que nunca pudieron sacar sus sueños a la luz, en un mundo lleno de machismo, Gilda paso de la fama a la inmortalidad aquel 7 de septiembre de 1996 cuando murió en un accidente junto a su hija, su madre y tres músicos, en el kilómetro 129 de la ruta nacional 12, camino a Chajarí, Entre Ríos. Esa noche, en la soledad de la ruta, bajo la lluvia, la cantante se convertía en mito
Según testigos, la colisión que le costó la vida a la intérprete se produjo cuando un camión de la empresa brasileña Interpress, tras morder la banquina, intentó volver al camino e impactó de frente contra el vehículo donde se desplazaba la comitiva, que pegó contra dos autos particulares y volcó varias veces.
Nacida el 11 de octubre de 1961, Miriam Alejandra Bianchi había comenzado la carrera de maestra jardinera y el profesorado de Educación física, hasta que los tuvo que interrumpir en 1977 tras la muerte de su padre. La música le abría un nuevo camino
Gracias a un aviso, en el que pedían vocalistas para un grupo musical, la cantante revoluciono la movida tropical con ese rostro tan humilde y aquella voz única que muchas veces tuvieron que luchar contra la música que era únicamente de patrimonio machista. Fue entonces cuando la artista, adoptó el seudónimo Gilda en tributo al personaje que encarnó Rita Hayworth en la película del mismo nombre y que la consagró como mito erótico.
Pero no todo fue color de rosas. El cuerpo de Gilda estaba golpeado. Sus problemas renales, que le afectaban a sus pies y se llenaban de llagas y sangraban al punto de convertir en un suplicio tener que estar parada, y aquellas noches sin descanso se lo hacían notar.
"Dormí un rato y después tomamos mate’, fue lo último que me dijo; "me dormí y cuando abrí los ojos tenía un techo amarillo sobre mí y se escuchaban gritos”, recordó Toti Gimenez, su pareja, sobre aquella trágica noche. Debido a las heridas que sufrió, estuvo varios meses internado sin saber qué había pasado con ella. “Nunca pensé que ella pudiera morir, jamás se me cruzó por la cabeza. Murieron amigos, compañeros, éramos realmente una familia”, recordó casi entre lágrimas su ex pareja.
La noticia fue tapa de todos los medios y su cara se multiplicó en remeras y pósters pero también en estampitas. Su figura, con ese halo de magia que impregnaba su tema final y las imágenes de su último disco que la mostraban como una especie de santa con un vestido violeta y una coronita de flores en su cabeza, mirando al cielo, la volvieron magnética.