TECHOS DE CRISTAL – ciclo de entrevistas – Verónica Raffaelli, directora técnica nacional de fútbol
Por Celeste Acosta, 8:46 Hs. Lectura aprox.: 10 min.
Verónica Raffaelli, directora técnica nacional de fútbol, dirige el equipo de futsal femenino de la Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras; institución que la ha visto formarse como docente en Historia.
Es ex jugadora y llevó adelante al equipo de la facultad para consagrarse como el primero en salir campeón del torneo de interfacultades en 2019. Es parte de la organización “Directoras técnicas organizadas” a través de la cual lucha por los derechos de las mujeres en el deporte.
– ¿Cómo llega el fútbol a la vida de una niña?
Mi caso es particular porque mi papá se dedicaba al fútbol. No llegó el fútbol a mi vida, sino que yo llegué al fútbol. Teníamos una vida familiar en torno al fútbol. Desde chica con mi mamá acompañé a mi papá, y cuando nació mi hermana íbamos a verlo jugar. Más tarde cuando se retiró y empezó a dirigir, íbamos a ver los equipos que dirigía. Toda mi vida giró en torno al fútbol desde lo deportivo hasta lo material porque era nuestro sustento. Obviamente podía ser si o no, pero a mi siempre me gustó desde chica y me sentía cómoda. Mi papá por una cuestión de que el fútbol era otro al que hoy conocemos y que él no ganaba sumas exorbitantes de dinero me llevaba con él a su trabajo sumado a que mi mamá también tenía que trabajar. Me empezó a gustar mucho. Intenté jugar cuando ya era adolescente porque en el colegio jugaba con mis amigos y el docente capaz me decía -bueno si te gusta el fútbol y jugas bien, decile a tus papas que te lleven a hockey-. No entendía que yo quería hacer fútbol, que estaba aún más que hoy totalmente negado a las mujeres y no había lugares donde aprender. No había casi equipos de primera, los que habian eran bastante incipientes. Recién en los 90 se oficializa la liga de fútbol femenino y se desarrolla el primer mundial oficial.
– Tal como contas empezaste a quererte involucrar y las instituciones te ponían trabas. Pero ¿cuál fue la reacción de tu entorno? ¿Cómo percibió tu familia tu gusto por el fútbol?
A mi familia en si no le hacia mucha gracia porque veían el fútbol desde otro lugar del que lo puede ver el hincha o desde la pasión, sino que lo hacían desde la perspectiva del que lo sufre. El jugador es un trabajador y más en ese momento. Mi papá y mi mamá no lo veían como “el” trabajo y querían evitarme el sacrificio y sufrimiento que suponía, más aún para una mujer. Yo hinchaba mucho por jugar y al final mi mamá me terminó acompañando a probarme y al entrenamiento porque era chica y no podía ir sola. Era lejos y se entrenaba de noche tarde que eran los únicos horarios de las mujeres.
– ¿Te genero recelo o resentimiento esta situación? ¿Pensaste no querer hacerlo por este motivo? Fuiste jugadora, pero en el ínterin niña-adolescente donde tenías libertad de decisión, ¿en algún momento pensaste que esto no era para vos? Existía un deseo de querer involucrarse, pero frente a la constante traba, ¿pensaste renunciar?
Me pasó mas que nada en la adolescencia De niña tal vez jugaba recreativamente y después me mandaban a ocho mil deportes porque tenía que hacerlos y a mí me gustaban, pero yo quería hacer fútbol. Intenté en varios clubes y terminé diciendo – ya está, es difícil, no hay ayuda ni colaboración de instituciones. Son todos palos, tengo que estudiar, levantarme a las seis de la mañana y entrenar de noche. – Me resigné. Retomé cuando me reuní con viejas amigas que compartíamos los mismos intereses y habíamos jugado en otras oportunidades y me contaron que estaban en la misma situación, intentando buscar grupos de mujeres que quieran jugar porque en ese momento no era fácil de encontrar.
– En las redes sociales de la organización “Directoras técnicas organizadas” se expone el caso de Martina Raspo, una niña que quiere jugar y por cuestiones burocráticas no puede. Lo escuchaba y no podía creer que, a pesar de su dedicación y esfuerzo, se le niegue la posibilidad de hacer lo que le gusta.
Es cruel porque sucede que, por lo menos ahora, ella o algunas nenas están en la situación de que “las dejan” entrenar con los chicos porque no hay equipos infantiles de niñas ya que no están fomentados. No es que no haya niñas que quieran jugar, sino que no hay promoción de equipos femeninos.
– Me pongo en el lugar de padre de evaluar si voy a exponer a mi hija a tal comportamiento de parte de las instituciones. Es una cadena en la que una cosa lleva a la otra; cada vez son menos y hay menos empuje. La nena que quiera jugar no va a poder y el adulto no va a querer por cuidarla en cierto modo. No existe fundamento alguno más que la conciencia patriarcal y el contexto en el que se nos cría desde pequeñas. A veces no sabemos que nos gusta porque no estamos expuestas a esa práctica. Hay que empezar a exponer a los niños frente a todos los mundos en los que pueden desarrollarse.
Estoy de acuerdo en este punto que resaltas. Hay prácticas que ni siquiera nos muestran; están negada a nosotras porque son espacios que no tenemos que ocupar, que no nos corresponde. No hay explicación lógica mas que conciencia y estructuras patriarcales de cientos de años con lo cual es muy difícil ponerse a discutir, no solo desde el habla sino desde la práctica en si misma. Volviendo al caso de Martina, aun menos son las diferencias en las edades iniciales porque no hay desarrollo hormonal. De hecho, en otros países, en las ligas para esas edades se contempla la práctica del fútbol mixto que debería ser algo que ya se implemente en nuestro país. Si no hay cupo suficiente de mujeres para un equipo, juguemos mixto. En el caso de Martina se puede ver claramente que ella jugaba a la par de sus compañeros que la querían en la cancha no solo por como jugaba, sino que también desde el plano emocional. Es muy cruel decirle a una niña que puede participar en los entrenamientos, pero no en la competencia porque la liga no la acepta.
-Esto se relaciona a la nota que pueden leer en prensaobrera.com, Elecciones en ATFA: ningún programa para las directoras técnicas. Las estructuras patriarcales se mantienen desde las jerarquías que responden a un modelo que ya debería caducar. Sus compañeros ven sus capacidades y quieren sumarla al equipo desde otras perspectivas nuevas que tienen las nuevas generaciones.
Yo veo eso y espero que ese cambio de mentalidades continúe y sea acompañado. Creo que los jóvenes y los niños son los grandes transformadores. Estamos en sus manos porque las instituciones y las estructuras se manejan con una lógica del siglo 19, del medievo, podríamos remontarnos a mucho tiempo atrás. En el caso de Martina hubo un manejo que realmente es terrible para una niña tener que pasar por eso; de hecho, la madre terminó desistiendo ante el manejo de la dirigencia del club para pedir el permiso. El club dijo que sí, que podía jugar, pero AFA volvió todo para atrás. Fue un manejo muy cruel de personas que no tienen idea de género, de infancia, de fútbol formativo, que están a la cabeza de una gran organización y llevan adelante negociados que por una cuestión de que no se sabe que les pasa por la cabeza dicen que no sin ver antecedentes en otros países o ligas o teorías de expertos que podrían usar como ejemplo.
– ¿Cuál es el tratamiento en otros países?
En Europa realmente está muy desarrollado el fútbol mixto y, especialmente, el infantil-juvenil se desarrolla completamente diferente. De hecho, el fútbol formativo se adapta al niño/a y a su etapa de crecimiento. Canchas, pelotas y arcos tienen otras dimensiones. Nosotros acá hacemos jugar a niños/as de siete años en cancha de once jugadores para gente adulta. El arco les queda de siete metros a un niño de esa altura. La pelota es más grande que la pierna y así estamos. ¿Cómo formas a un niño en esas condiciones? La cancha es más larga que un campo de 300 hectáreas; no se adapta en eso menos en cuestiones de género. Para mí el fútbol debería ser mixto porque enseña la práctica del deporte y el respeto hacia el otro, hacia la diferencia y diversidad y educa a que esas situaciones sean tomadas como normales. Que el niño diga -yo puedo jugar con una nena, yo la tengo que tratar como una igual porque es una igual. – Entonces el niño ya se acostumbra a tener niñas que practican con él, inclusive directoras técnicas que lo puedan entrenar.
– ¿Qué valores sentís que le dio el deporte a tu vida? ¿Por qué incentivarías a un padre a llevar a su hija a jugar? Hoy a la distancia, ¿qué ves que podés aportar? Si bien apuntamos a la igualdad, nosotras desde la conciencia de género ya desarrollada vemos un panorama que muchas veces los hombres no, ya que desde pequeños se les hace una bajada de línea machista. Entonces es difícil pedirle a un adulto que cambie una idea en la que se formó tantos años.
Yo suelo ser pesimista, pero a mí lo que me dio el deporte y el fútbol específicamente tiene que ver con la relación con el deporte. Lo voy a decir en femenino porque me dediqué a entrenar y jugar en fútbol femenino. Lo que se logra con el apoyo de las jugadoras y compañeras es una experiencia muy fuerte autogestiva, de organizarnos todo. No nos brindan nada, ni material ni espacio, ni salario.
-Vos dirigís el equipo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. El equipo se consagró campeón en 2019 del torneo de interfacultades. A pesar de esto, la facultad no les dio material ni subsidio. Es todo mérito de ustedes desde lo deportivo, administrativo, y organizacional.
Es así, más teniendo en cuenta el esfuerzo por ser estudiantes. Estudian, cursan, y sostienen la práctica del deporte y la competencia de interfacultades todos los años. Muchas son seleccionadas para jugar en la selección de UBA de futsal para torneos federales y nacionales. Todo esto es a pulmón, a puro sacrificio; no hay ayuda, no hay becas por participar y no existen beneficios como en otros países. Yo trabajo y no cobro salario alguno. Todo es auto sostenido. A fin del año pasado, se organizó una gira para jugar en otra ciudad con el equipo de la liga rosarina de futsal que no jugamos asiduamente y tuvimos que pagar todo nosotras. Elevamos el proyecto y no fue aprobado. La facultad se jacta de tener una gestión con conciencia de género, pero debe ser en otro plano.
-También mencionas que tu labor como directora técnica es no remunerado y eso acrecienta la precarización de la inserción laboral de las mujeres en la práctica. Tenes que vivir y necesitas un trabajo remunerado; no podés ejercer la dirección técnica a tiempo completo.
Exacto. Para tener una idea más clara de este panorama, hicimos una encuesta para ver las condiciones materiales en las que vivían las directoras técnicas y el resultado que arrojó fue que el 70% tenía trabajo y el 30% no, pero de las que tenían trabajo el 99% no podía vivir de este. Alrededor del 60% no cobraba. Una gran proporción no cobra como yo y otra que cobra lo hace por montos inexistentes como ARS 2500 que no son ni el viático. Les dan ARS 4000 para que vayan al club y vuelvan. Solo encontramos un caso que tiene contrato, pero ninguna otra mujer puede vivir de esta profesión que eligió. Todas estudiamos y nos capacitamos, pero no tenemos oportunidades de dedicarnos a lo que nos gusta. A eso apuntamos desde la organización porque lo queremos resolver.
– ¿Cómo surgió la organización “Directoras técnicas organizadas”?
Surge, de hecho, porque parte de lo que te decía es porque lo que me nutre y me deja la experiencia es conocer compañeras en la misma situación que yo. Sean jugadoras o directoras técnicas, son mujeres que forman parte de organizaciones femeninas o proyectos autogestivos, sociales. Conocí muchas de estas chicas en los encuentros nacionales de mujeres donde se organizaron talleres de fútbol. Y después, por participar contra equipos; vas viendo que todas están en la misma y se genera una red. Tal vez, es una frase hecha, pero las redes nos sostienen, es la realidad. Nos sostenemos entre nosotras porque sino es imposible. Todo el movimiento y la fuerza que se fue formando organizativamente con el feminismo, la marea verde y demás es sumamente importante. Eso es lo que destacaría porque el apoyo institucional no existe.
– Estuve leyendo tu nota. Verónica hace fotoperiodismo lo cual considero una buena herramienta; pueden ver su nota en prensaobrera.com, Elecciones en ATFA: ningún programa para las directoras técnicas y en redes sociales @filofutbolfem. El trabajo en red es el futuro; cuando comprendamos que nadie se salva solo, que nadie tiene todas las capacidades y debemos nutrirnos entre todos, será un gran avance.
Es lo que yo fui viendo en el recorrido de mi vida; esto que te conté, que obviamente es poco lo que pude lograr sola. Si fuese hombre capaz ya hubiese jugado en primera o no, no lo sé. Las oportunidades seguramente hubiesen sido mayores. Después fui encontrando compañeras en la misma situación, agrupándonos, jugando, viendo además que podemos hacer, organizarnos como colectivo. Creo que eso es el plus que tenemos por haber estado tanto tiempo relegadas, tenemos la cabeza llena de ideas y cuestiones para enfrentar estas adversidades que tal vez otros colectivos no. Pensamos en grande porque después de años finalmente se termina dando. Si miro para atrás no me hubiese imaginado en esta situación de la organización y haciendo reclamos, que me contactes y demás cuestiones que se lograron en base a todas y en base al conjunto. No tenemos un nombre, otro sexo que nos favorezca, sino que nos tenemos a nosotras y al trabajo que hacemos colectivamente, y para mí esto es fundamental.
– Si quisiera empezar a estudiar para ser directora técnica, ¿qué tengo que hacer? ¿Cómo puedo formarme?
Tenes que tener el secundario terminado. Hay escuelas, pero esto es una problemática porque aquellas habilitadas dependen de ATFA (Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino) que como dependen del sindicato de la asociación son escuelas privadas en las que debes pagar cuota y matricula nada baratas. Hoy dura tres años por un negociado de Conmebol; la alargaron porque antes duraba dos años. Es la única que te habilita a dirigir y trabajar en clubes afiliados o indirectamente afiliados a AFA (Asociación de Fútbol Argentino). Después hay otra carrera que es pública para entrenador para poder trabajar en fútbol formativo, pero no está habilitada por AFA. A la dificultad de género se agrega la económica. Además, no hay escuelas en todo el país.
– Siempre hay un pero. Cada vez se cierra más el círculo; sino es género, es economía. El poder se centraliza y hace más difícil implementar nuevos paradigmas.
Hace unas décadas cuando se empezó a conformar la carrera de técnico que no existía, se pensó más que nada para los exjugadores que son los que “legítimamente” se creía deberían ser los directores técnicos; dejaban de jugar y bueno, dirigían. Antiguamente pasaba que estos exjugadores pagaban el curso y pocas veces asistían, pagaban y ya. Hoy sucede lo mismo; son conocidos, pagan, van tres veces y ya está. Hoy ATFA se nutre de esa escuela sacando plata a la gente que de buena fe quiere estudiar, pero después se da cuenta que hay una política para que estudies y pagues, pero no para que consigas un trabajo y así se cierra le embudo. Esa es la dirigencia de la que hablo en la nota, que tenemos hace veinte años. Ahora como hay elecciones están revoloteados, pero nadie en ningún momento se preocupa y se ocupa de la inclusión laboral de la mujer para terminar con esta situación de precarización.
– Si hoy tuvieses la posibilidad de dar un congreso en el que te escuchen muchas personas, ¿de qué hablarías y cuál sería tu consejo?
Yo creo que hablaría sobre la cuestión de desigualdad de género en el fútbol específicamente que es algo que vivimos en la sociedad. Hablaría de la base teórica y los estudios, de la realidad que sustenta esto. Sabemos que es un tema de líneas generales, pero en el fútbol más; estas cuestiones parece que les eriza los pelos a todos y todas. Y como consejo daría el que doy siempre; que a veces no me dan bola, pero la cuestión de organizarse colectivamente y de no pretender ni esperar nada de las instituciones que son patriarcales y capitalistas y que por ese motivo no nos van a dar ninguna mejoría. Eso lo vamos a tener que conseguir en base a la fuerza organizativa que es por la cual vamos consiguiendo logros poco a poco. Organizarse y unirse con las compañeras.