Rotundo anuncio de Rusia por tener la primera vacuna contra el coronavirus, el Spoutnik V
Por Loic Paul Dugelay, 8:35 Hs. Lectura aprox.: 3 min.EPIDEMIA El anuncio de Rusia que pretende disponer de la primera vacuna eficaz contra el coronavirus levanta muchos interrogantes.
Esta mañana, Vladimir Poutine anunció a lo grande que Rusia tenia la primera vacuna eficaz para vencer el coronavirus, nada menos. Vamos a tratar de ver un poco más claro en este aviso tan espectacular que inesperado.
En Rusia, claramente se embalan. La vice primer ministra a cargo de los asuntos de salud, Tatiana Golikova, declaró que estaban esperando comenzar dentro de las próximas semanas la vacunación del personal médico y de los docentes. El resto de la población debería ser vacunada a partir del arranque de la circulación de la vacuna, el primero de enero del 2021. Kirill Dmitriev, presidente del fondo soberano ruso, implicado en el desarrollo, afirmó que más de mil millones de dosis de la vacuna, bautizada irónicamente « Spoutnik V », ya fueron pre-ordenadas por 20 países extranjeros. A pesar del entusiasmo sospechoso del presidente Poutine quien añadió que su hija ya había recibido la vacuna, no se puede evitar que surjan preguntas.
¿La vacuna es creíble?
No vamos a prolongar el (falso) suspenso más tiempo, existen numerosas razones para ser prudente. Nadie niega que Rusia sea capaz de fabricar una vacuna, hasta llegando a ser los primeros en lograrlo, pero tanta velocidad y antelación a comparación de toda la “competencia” mundial invita inevitablemente a mostrar cierta reserva.
Encontrar una vacuna está muy bien, pero más vale hacer todas las pruebas adecuadas. Y estas llevan en general más tiempo que resolver el espinoso misterio de “Games of Thrones”. Además, “es muy poco verosímil que todas las pruebas hayan finalizado y con respuestas concluyentes”, sentencia Nathalie Coutinet, investigadora en economía de la salud en la Universidad Paris-XIII y experta en estrategias para compañías farmacéuticas. El veredicto es inapelable: una vacuna lleva un promedio de una década para ser descubierta y comprobada.
Si al llegar a este momento de la lectura de este artículo están pensando “estamos fritos, vamos a vivir con el coronavirus hasta el año 2030”, quédense tranquilo, raramente la investigación de una tratamiento habrá movilizado semejantes medios económicos y humanos. Es entonces muy probable que la “fórmula mágica” llegue mas rápidamente que la normal. Pero en menos de un año, sería extremadamente sorpresivo.
Basta comparar con las búsquedas de las otras naciones. Las vacunas más avanzadas están llegando al final de la fase 2 o recién empiezan la fase 3 de pruebas, aquellas que se hacen sobre multitudes de seres humanos cada vez más numerosas. Imaginar que Rusia pueda tener este nivel de ventaja deja inevitablemente escéptico. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) invitó a mostrar una gran prudencia acerca de esta vacuna prematura, evocando la complejidad de los procedimientos y de los tests.
¿Rusia puede hacer caso omiso de estos tests?
“Hay una verdadera espera de la aparición de un suero eficaz de parte de las poblaciones y de los gobiernos. La tentación de acelerar los procedimientos es fuerte”, alerta Nathalie Coutinet. Hasta hoy, Rusia no ha publicado estudios detallados de resultados de sus testeos que puedan permitir concluir a la eficiencia de los productos que dice haber desarrollado. Corremos el riesgo de ver aparecer en nuestras farmacias un producto cuya real eficiencia no haya sido realmente comprada?
No tan rápido. Cada país (o organización política como el Mercosur) dispone de una agencia a cargo de verificar que los procedimientos fueron respetados y que la vacuna responde a las exigencias de testeo y seguridad. Una vez en el mercado, el tratamiento está restringido a una fase dicha de fármaco vigilancia durante la cual se va a chequear de nuevo que no haya ningún problema supervisando los retornos de uso. Lo cierto es que las agencias no testean personalmente los productos y se van a quedar en estudiar los datos enviados por el creador, en este caso por Rusia. Un fraude de la información es entonces posible, “pero las agencias van a mostrar una gran prudencia frente a una vacuna precoz y los datos estarán pasados por el tamiz” afirma la investigadora.
Según las practicas, una vacuna podría ser autorizada a la veta en algunos países y no en otros. La perspectiva de una Rusia flexible con su producto mientras Europa, América Latina o Estados Unidos rechacen el Spoutnik V no es un escenario imposible.