Película recomendada: Todos tenemos un muerto en el placard o un hijo en el clóset
Por Felipe Aristizabal Cardona, 2:03 Hs. Lectura aprox.: 3 min.
Manuel es un joven homosexual de Mercedes, Provincia de Buenos Aires que estudia arquitectura en capital y ha vuelto con su familia a pasar sus vacaciones. El viaje y una serie de desencantos, algunos amorosos, otros familiares y otros profesionales, le ayudarán a repensar sus decisiones vocacionales y a restaurar los lazos con sus padres y hermanos, que se encuentran debilitados por su reciente salida del clóset.
La anterior sinopsis, que bien podría acompañar a la cinta “Todos tenemos un muerto en el placard o un hijo en el clóset” en una aséptica plataforma digital sin revelar nada del argumento, permite al menos esbozar los rasgos principales de este filme escrito y dirigido por Nicolás Teté que se exhibe en la plataforma cine.ar y en el Complejo Gaumont. Desprovista de victimizaciones y morbo provocador, la película se esmera en contrastar los ideales y necesidades de un joven de provincia que lucha contra los prejuicios de una familia conservadora que dice aceptarlo como es, siempre y cuando no se los recuerde permanentemente y mantenga convenientemente un bajo perfil.
El protagonista, al ser el hijo mayor se convierte en un referente para su hermana adolescente que recién descubre su interés por el sexo opuesto. El mayor conflicto de Manuel, sin embargo, es definir la relación con su hermano del medio que se ha convertido sin proponérselo en la estrella de la familia, depositario de toda la presión de sus padres y ejemplo a seguir para todos pues es un deportista que hace carrera en Barcelona. Algunos secretos familiares no revelados y mentiras descubiertas por Manuel al llegar a casa de sus padres lo obligarán a combinar su búsqueda de validación familiar con la diferenciación y definición de sus propias convicciones. El personaje y su ética serán puestos a prueba al margen de su orientación sexual y terminará por obligar a sus padres a aceptarlo como es.
Los valores puestos en juego a lo largo del relato son la familia, el éxito, la honestidad, el amor y la verdad. Así, pues, las preferencias sexuales del protagonista son sólo un factor desencadenante de conflicto, mas no el centro de la discordia. Sus problemas son más universales y representan aquella piedra con la que la mayoría de los jóvenes chocan en uno o varios momentos de sus vidas: el éxito, la vocación y la responsabilidad de ser felices y auténticos mientras comparan sus propias expectativas con las de su familia.
Por momentos, la iluminación es un recurso visual atractivo y novedoso, y en otros pasajes, naturalista y descuidado. Lo mismo sucede con los encuadres, fruto de la aparente decisión del director de que algunas secuencias se ciñan al guion y en otras se permita la improvisación.
Las decisiones estéticas del filme resultan particulares e interesantes. Por momentos, la iluminación es un recurso visual atractivo y novedoso, y en otros pasajes, naturalista y descuidado. Lo mismo sucede con los encuadres, fruto de la aparente decisión del director de que algunas secuencias se ciñan al guion y en otras se permita la improvisación. Esa improvisación alcanza a ciertos diálogos en los que los actores – me aventuro a suponer - parecen guiarse por una consigna y no por un diálogo cerrado. Ese corte naturalista recuerda por momentos al neorrealismo italiano y por momentos huele incluso a documental.
No obstante, el relato siempre parece bien orientado y no se va por las ramas. Mantiene un ritmo constante y los giros son oportunos. Lo anterior hace que la película no aburra al público y de hecho se convierta en una experiencia estimulante capaz de mantener el interés durante los 103 minutos de la cinta. La improvisación y la apuesta por una cierta desprolijidad controlada que alcanza incluso a la música, aportan a esta historia la inocencia y efectividad de un guion no dogmático y sin demasiadas pretensiones políticas o de género, sino más bien con un mensaje minimalista, esclarecedor y optimista.
Resulta, eso sí, difícil en algunas escenas mantener la atención en la historia y no en el recurso de narrar a lo amateur, toda vez que algunos titiubeos de la cámara, la luz o los actores mismos, rompen sin quererlo la cuarta pared y dejan ver tras el decorado las costuras del rodaje y la dirección. Con todo y esa sensación, estamos ante un filme fluido, agradable de ver y portador de gran sensibilidad y lucidez.
Año: 2021; Plataforma: cine.ar y Complejo Gaumont; Dirigida y escrita por: Nicolás Teté; Reparto: Facundo Gambandé, Lucas Ferraro, María Fernanda Callejón, Norma Argentina.