Miradas de la Iglesia argentina a un posicionamiento surgido en el país
Por Joaquín Morosi, 8:19 Hs. Lectura aprox.: 3 min.
El miércoles 21 de Octubre, en el marco del Festival Internacional de Cine de Roma, se estrenó el documental Francesco. El mismo trata sobre parte de la vida y el pontificado del Santo Padre. Cuenta con testimonios, narraciones y declaraciones tanto propias del Papa como de referentes de la Iglesia Católica y allegados a su vida de diferentes ámbitos.
Los temas abordados en el filme son de variada naturaleza pero se circunscriben a la visión que imprime el ministerio del Papa Francisco. Los problemas sociales, económicos, ambientales y humanitarios aparecen de manera recurrente durante las dos horas de duración. Las posibles respuestas a los mismos de la Iglesia, así como los desafíos externos e internos que la misma presenta, sumados a la postura del Pontífice en asuntos de fuerte repercusión dentro del catolicismo conforman los ejes preponderantes de la cinta.
A propósito de este último ítem señalado como parte fundamental del documental, se desprende la declaración más resonante de lo que se ha podido conocer con respecto al mismo. “Las personas homosexuales tienen derecho a estar en una familia. Son hijos de Dios. Tienen derecho a estar en la familia, no se puede echar a nadie ni hacerle la vida imposible por eso. Lo que tenemos que hacer es una ley de convivencia civil; tienen derecho a estar cubiertos legalmente”. En este fragmento el Papa Francisco no hace más que reafirmar lo que sostenía cuando aún era Arzobispo de Buenos Aires y se debatía en el Congreso Nacional la ley de matrimonio igualitario. En ese entonces, Jorge Bergoglio en una Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, propuso que se consideren las uniones civiles de personas homosexuales por parte del Estado, como una alternativa viable a la ley mencionada anteriormente.
El Arzobispo Emérito de La Plata, Monseñor Héctor Aguer, partícipe de aquel cónclave y enfrentado a la postura del Cardenal Metropolitano, así recuerda ese momento: “En aquella oportunidad se argumentó en su contra que no se trataba de una cuestión meramente política o sociológica, sino que entrañaba un juicio moral; en consecuencia no se puede promover la sanción de leyes civiles contrarias al orden natural. Se recordó, asimismo, que esta doctrina ha sido enunciada repetidas veces en los documentos del Concilio Vaticano II. El plenario de los obispos argentinos rechazó aquella propuesta con un voto adverso”

Monseñor Aguer en una visita al Papa Francisco
El eco alcanzado por las palabras del Santo Padre ha sido mundial aunque con diferentes recepciones tanto dentro como fuera de la Iglesia. Ante tantas interpretaciones también se han confundido algunos términos y manipulado la intención original de la declaración, de la que aún no se conoce el contexto preciso en el cual fue vertida. La mayor controversia reside en la categorización que se le otorga a las parejas de un mismo sexo. Mientras que para quienes se encolumnan con la posición papal, referirse a unión o convivencia civil significa otorgar un marco legal a la relación establecida de hecho, para otros es un aval que abre la puerta a que sea asimilado al matrimonio.
Al interior de la institución eclesiástica el cimbronazo fue fuerte, particularmente para quienes integran la línea más conservadora de la misma. En Argentina ese pensamiento tiene como referente a Monseñor Aguer, quien se diferenció notoriamente de la postura expresada por su Santidad, en un artículo publicado por ACI Prensa, al afirmar que “la aprobación eclesiástica a las ‘uniones civiles’ favorecerá la descristianización y la deshumanización de la sociedad”. Además respaldandose en la doctrina católica expresó que “si se afirma que entre los derechos de los que son titulares las personas homosexuales se cuenta asimismo el de constituir una familia, habrá que reconocer que efectivamente se ha producido un cambio en la enseñanza católica sobre el tema”.
Las reflexiones que sostienen y comparten la mirada del Papa en nuestro país surgen principalmente del sucesor de Aguer en La Plata, el Arzobispo Víctor Manuel Fernández. Como parte de un breve texto publicado en su muro de Facebook, ampliaba la percepción concreta del Sumo Pontífice sobre el significado del matrimonio: “para él, la expresión “matrimonio” tiene un sentido preciso y sólo se aplica a una unión estable entre un varón y una mujer abierta a comunicar vida. Esta unión es única, porque implica la diferencia entre el varón y la mujer, que se unen en reciprocidad y se enriquecen en esa diferencia, naturalmente capaz de engendrar vida. Por lo tanto, hay una palabra, “matrimonio”, que sólo se aplica a esa realidad. Cualquier otra unión parecida requiere otra denominación.”
La Iglesia argentina no fue ajena al debate mundial y es expresión de las posiciones que se confrontan con respecto a este como a otros temas de relevancia para el culto católico. Aún faltan varias vueltas de páginas más en relación a este asunto, que se apoderó del centro de la escena con mucha fuerza y espera mayor claridad por parte del Papa, para interpretar los caminos que pueda emprender el catolicismo al respecto en estos tiempos.