La Revolución de Mayo, ¿pero a qué costo?
Por Camila Grah Rossi, 1:40 Hs. Lectura aprox.: 3 min.
Detrás de la histórica serie de eventos que se pasearon por las calles porteñas, con la cruda influencia de Francia, donde no siempre se hace mención de los insumos solicitados y distribuidos entre aquellos que asistieron a la icónica Semana de Mayo, se esconde el "modesto" valor real gastado en las arcas oficiales que guarda el Archivo de la Nación.
La lista se presenta, primeramente, con el gasto demandado por las doce carretillas que condujeron al Cabildo los escaños de las iglesias Catedral, Santo Domingo, San Francisco y la Merced, los que debieron volverlos a sus respectivos lugares después de constituida la primera junta. En total se dieron 24 viajes, a 4 reales cada uno, importaron 12 pesos.
Para la noche del 22, los faroles con que se iluminaron los corredores, escaleras y demás habitaciones, se gastó –por más absurdo que sonase- un peso en llenarlos de velas, agregándose dos reales para comprar los cordeles con que atar los citados faroles.
Desde el día 21 de mayo, los cabildantes tenían razones demás, casi obligadamente, de no descuidar la casa capitular. Se hizo así necesario que repusieran sus fuerzas para que su presencia permanezca fuerte y permanente. A la hora de beber, se pasó de gasto unas diez botellas de vino generoso, a peso fuerte cada una, seis ídem de Málaga, a cuatro reales. El consumo motivador se basó en dos pesos de chocolate y trece libras de bizcocho a cuatro reales cada una, que tuvieron lugar en los días y noches del 21 al 27 inclusive, como único refrigerio que en circunstancias tan apuradas pudo proporcionarse a los concurrentes, un vecindario crecido. Se podría decir, entonces, que se gastaron $ 21 con 6 reales.
La cuenta continúa: “seis libras de cera consumidas en las Salas Capitulares las expresadas
noches del 22 al 27 inclusive, al respecto de doce reales cada una”; es decir, $9.
“Un peso por obleas gastadas en la fijación de los carteles y bandos publicados por este
excelentísimo Cabildo” agrega el sitio, apoyándose en la Crónica Histórica Argentina N° 7,
“Revolución en Buenos Aires” (Editorial Codex S.A.).
“Ciento noventa y nueve pesos costaron tres relojes de primera, mandados a
comprar por el excelentísimo Cabildo para obsequiar con ellos al capitán, teniente y alférez de
la compañía del Batallón N° 3 que hizo la primera guardia de honor a este distinguido Cuerpo, con motivo de haberse reasumido en él el mando superior de estas provincias”, reza el
gasto. Por lo que allí, asume $ 206 con ¾ reales en su totalidad, posicionándose como la mayor inversión. Como si fuera poco, fueron adheridos ciento tres pesos a la Tropa, con motivo de “gratificación”.
Por setenta y tres pesos con seis reales satisfechos, al fondero Andrés Verdial, por las comidas
que dio a los SS Capitulares y otros varios sujetos en los días 23 y 25 en que sólo pudieron
tomar algún alimento.
Fueron reconocidos, por dieciocho pesos y cuatro reales, a los criados que sirvieron con los
coches pedidos para las diputaciones y demás cumplimientos hechos por este excelentísimo
Cabildo al excelentísimo Virrey y Junta provisoria en que se subrogó el mando.
En cuanto a la premiación, se cita que: "por tres onzas de oro dadas de gratificación a los cincuenta
hombres de que se compone la partida celadora por el extraordinario servicio que en esos días
de turbulencia hicieron y demás diligencias de repartir esquelas, fijar carteles, entre otras actividades". En su conversión, por lo tanto, se destinaron $ 51 con 6 reales.
Por último, la lista justifica: “veintiocho pesos con seis reales que importó la iluminación puesta en la galería del excelentísimo Cabildo las noches del 23, 24 y 25”.
La suma final revela que, la Revolución de Mayo, costó un total de $ 521 con 5 ¾ de reales.
Si se calculara cuánto equivaldría el peso actual en comparación con la moneda que se
utilizaba en 1810, el resultado sería un número con alrededor de 24 ceros. Para decirlo de otra
forma, un peso de hoy sería –fascinantemente- igual a un cuatrillón de pesos (o reales) que se utilizaban para pagar en la época de la Revolución.
Sin más, fue tal el precio de esta revolución con gente efervescente por defender a su patria, y también su contraparte, al rey, reunidas en las salas capitulares de Buenos Aires, inmortalizándose como personajes destacables y combustible de la revolución en nuestra historia.