La realidad de las niñeces y adolescencias trans
Por Camila Grah Rossi, 12:3 Hs. Lectura aprox.: 10 min.
“En este tiempo que hemos estado en la Secre registramos 380 personas lo cual es un gran logro por ser hecho solamente con ganas de ayudar voluntariamente donde podemos cambiar realidades”, nos contó Lissandro Cottone, joven activista trans desde los 19 años en la Secretaría de Niñeces y Adolescencias Trans Diversas y Familias de la Federación Argentina LGBT. Ya con 24, junto con su mamá ejercen como “co-secretaries” del espacio.
¿A qué se dedica la Secretaría?
Somos un espacio de acompañamiento social donde brindamos asesoría y acompañamiento a Familias, Adolescencias y Niñeces trans. En cuestiones como escolares, sanitarias y mediáticas, damos capacitaciones a donde nos convoquen para que justamente haya mayor comprensión de la existencia de las niñeces y adolescencias trans para generar un entorno de respeto, donde se considere la ley de identidad de género que nos acompaña a las personas trans en esta situación como prevención a la discriminación institucional. Por eso ayudamos a que se empoderen, a que sepan las leyes que les cuidan.
Lissandro ejemplificó con la situación de cuando una persona trans quiere que la traten con su nombre autopercibido y le refutan que necesita realizarse el cambio de DNI y, en realidad, la Ley dice que eso no es necesario, con solo requerimiento es suficiente: “Ahora en la Secre estamos trabajando en una guía dirigida a chiques trans para que tengan información a mano en un PDF accesible y gratuito”, comentó.
¿En qué consiste el acompañamiento a las familias?
Lo que hace la “Secre” es ayudar a las familias a cambiar esas construcciones de género que se nos han enseñado de chiques. A nadie le enseñan como tener un hijo trans o cómo cuestionar la heteronormatividad o el patriarcado. Sino que justamente, como son un sistema hegemónico, es lo que nos enseñan, a ver desde ese punto de vista. Lo primero que hay que hacer es dejar de culpar a un familiar por no respetar su identidad, sino comprender el origen sistemático de esta discriminación. A vos te enseñaron que cuando ves a alguien, asumís su género por su apariencia porque en base de ésta le vas a dar un trato distinto: si es una mujer y sos un varón, por ahí vas a intentar levantártela, pero si es otro varón no te lo vas a tratar de levantar, sino que le vas a hablar desde un rol de la hermandad. Si te encontrás con una persona trans con apariencia más andrógina, no saben cómo dirigirse.
Para evitar malos entendidos, Cottone aclaró: “la apariencia te puede dar un indicio, no es la palabra final para definir el género de esa persona. Por eso siempre incentivamos a que pregunten siempre primero los pronombres”.
¿Cómo se lleva la concientización de los familiares con respecto al género?
La gente que se acerca es porque tiene ganas de conocer. Pero hay un montón de familias de niñeces y adolescencias que no buscan asesoría y que también andan por ahí, atravesando distintas cuestiones. Lo que pasa con el acompañamiento, es que la adolescencia no está tan alejada de la niñez como pareciera, sino que las personas trans siempre nos vemos más referidas al entorno: si estamos en uno donde nuestra familia nos agrede cada vez que nos expresamos de una manera distinta, vamos a terminar reprimiéndonos a nosotres mismes. No es cuestión de que digo “bueno, no soy trans y listo”. Sino que está esa identidad ahí, que lo que tiene que hacer es quedarse escondida. Por eso está la cuestión que en esta sociedad hetero-cisnormativa (donde se espera que ninguna persona sea trans y que se espera que todas las personas sean hetero) y nos expresamos de una manera distinta, es probable que nos encontremos con gente que nos quiera corregir o modificar y es por eso que muchas veces las niñeces y adolescencias se les ha castigado a nivel histórico.
¿Cuál es el procedimiento cuando llega una infancia a la Secretaría?
A veces parecen una novedad las niñeces y adolescencias trans, pero no lo son: esas personas trans que vemos adultas, alguna vez fueron niñeces también, que se manifestaron en sus hogares o escuelas, pero ¿qué pasó? en ese momento se vieron como objeto de tutela donde debían acatar decisiones de los padres, pero tarde o temprano se manifestarán sus propios deseos y forma de ser que las familias no pueden controlar. Lo único que pueden hacer es acompañarles, intentar comprenderles.
Hay que pensarlo como un proceso bisagra: las personas trans adultas cuando se manifestaron en ese contexto de la niñez como alguien sin voz, se les reprimió, se les castigó y es por ello que también la mayor discriminación que sufren es en el hogar y el segundo en la escuela. Son edades tempranas, antes de los 18 años. Recién en la independencia y adultez es cuando pueden expresar su identidad porque ya no tiene adultos reprimiéndoles y diciéndoles qué vestir y cómo ser. Es por ello que también tenemos esa expulsión. Digo, ¿dónde suelen trabajar las mujeres trans en la actualidad, cuando todavía no se había aplicado el cupo laboral? Trabajan en las calles. ¿Por qué trabajan ahí? Porque todo empieza cuando tenés entre 13 y 17 años y te echan de tu casa por expresarte, sobre todo les sucede a las mujeres trans. La RedLacTrans (Red Latinoamericana y del Caribe de Personas Trans) menciona que el 77% de las mujeres trans en Latinoamérica han sido expulsadas de sus hogares durante la adolescencia.
¿Las niñeces están al tanto de los tratamientos posibles?
Cuando hablamos de personas trans hay que pensar que la parte fundamental de ser trans es tener una identidad distinta a la asignada al momento de nacimiento. De ahí, algunas personas pueden aspirar a hormonarse o a operarse. La frase “ser trans es nacer el cuerpo equivocado” es lo que podemos llegar a sentir debido a la cisnormatividad, de que si querés ser mujer debés tener cierto cuerpo, si quieres ser varón, otro (¿lo hago por mí o por el resto?). Nosotros vamos siempre a acercar la información a la niñez y adolescencias en que tome la decisión más consciente posible para poder expresarse.
¿Hay diferencias de lucha entre los géneros trans?
Los hombres trans hemos “aparecido” en este siglo. También es porque hay mayor libertad para las personas con vulva gracias al feminismo: se rompieron muchas barreras de género y entonces los varones trans somos “más aceptados” a veces que las mujeres trans. Si bien hemos avanzado en los cuerpos con vulva en la lucha de adueñarnos de nuestra identidad y de poder expresarnos, todavía están los cuerpos con “pene” que se vinculan muchísimo con la masculinidad que es insana y genera relaciones de poder y, cuando una mujer trans se expresa lo que hace es romper todos esos privilegios que han dado, decir “yo no soy esto ni quiero de esto: yo soy una mujer”. Y entonces para el patriarcado eso es como una traición, por eso suelen recibir un trato muchísimo peor que el de los varones trans. Porque a veces se ve como que el varón trans se empodera al ir hacia la masculinidad, pero lo que la mujer trans al ir hacia la feminidad se está como traicionando al patriarcado, está abandonando ese poder. Sufren más violencia no solo por ser personas trans, sino por ser mujeres.
En tu caso, ¿era algo más de lo que querías o sentías ser?
No era lo que sentía, era más como si me intentaran pegar algo con moco en la frente y se cayera; no era algo propio. Influye mucho la norma de la época y cultura. El ejemplo que me gusta usar es el que el rosa, en otra época, era para los varones y el celeste para las nenas. El rosa era el rojo suavizado que representaba la violencia, la fuerza. En cambio, el celeste era la pureza y la inocencia. Pero hay un momento en el siglo XX, que a la reina de Inglaterra se le dio por usar el rosa y a todas las niñas se les empezó a vestir igual: ahí es cuando se generó la moda y lo damos por hecho lo que es.
Con el tiempo, Lissandro conoció la comunidad “trans” ya que la falta de ESI incentivó a buscar información en internet, donde hay de todo tipo y puede derivarte en contenido con nula contención ante la curiosidad de autocomprensión. “Lo primero que vi es un documental de disforia de género” y aclaró: “es el término que se usan para tratar a la comunidad trans como un trastorno psiquiátrico”. Al final, estamos hablando de puro constructos culturales y sin embargo se intenta justificar como una enfermedad mental. “En ese documental te mostraban adolescencias trans más o menos de 19 años 20 años súper medicadas. Y yo, como tenía 15 años, veía cómo las familias lloraban porque sus hijes no podían cambiar” relató Cottone. “Había una de las chicas que estaba dopada pero cuando iban a la tienda de ropa seguía usando y eligiendo ropa femenina, porque seguía siendo una chica trans”. Hizo una pausa y reflexionó: “¿cómo puede ser que alguien esté súper dopado y sigue eligiendo la ropa con la cual se siente identificada?”, era mostrado como algo que era “irremediable y que no se puede curar todavía”. Lissandro llegó a pensar que estaba enfermo y debía corregirse sino “terminaría como esta gente”, confesó y seguidamente señaló: “lo que yo no sabía es que, acá en la Argentina está la ley de salud mental que prohíbe los diagnósticos basados exclusivamente en el género. Por eso la disforia de género desde el 2010 no tiene validez en nuestro país. Está bueno porque prohíbe las terapias de conversión, donde en el documental se veía como algo necesario”.
¿Difiere la aceptación de la diversidad en relación a las regiones del país?
Estamos muy influenciados por la educación que llegamos a recibir y también por cómo somos incluides en ella; por eso es tan importante que la ESI contemple a las personas Trans y de la diversidad. Cuando hay falta de asesoramiento y educación sobre la temática es cuando también hay más prejuicios. Por eso en la zona norte del país los vemos atrasados no solamente en cuestión de aceptar a las personas trans y de la diversidad sino en general de aceptar los derechos humanos en sí: la explotación infantil, presión a las niñas para tener embarazos forzados ignorando las leyes de aborto punible... Hay un montón de cuestiones (como la violencia de género o abuso intrafamiliar) que están vinculadas con la ESI y la lucha de género es que justamente podamos desnaturalizar el abuso a las niñeces y adolescencias. Cuando hablamos de las niñeces trans, hablamos de los derechos humanos; del derecho a la identidad. Por más privilegio de ser cis-género o hétero, también se les puede violar sus derechos humanos. Aunque parece que es un tema aislado, en realidad es interseccional: “cuando trabajamos el género, trabajamos el tema del patriarcado” resaltó Cottone y agregó: “a veces para empezar a luchar por los derechos humanos ya más en la base de lo sexual reproductivo, primero hay que empezar por los básicos”.
¿Qué busca la Ley Integral Trans?
Ésta contiene una serie de medidas y programas para permitir el acceso de las personas Trans a la salud integral, a la educación, al trabajo, a la justicia, a la reparación, a la vivienda, entre otros.
El anteproyecto se encuentra en el Congreso de la Nación. Al respecto, Marcela Romero, coordinadora regional de la RedLacTrans y Presidenta de ATTTA asegura: “Todavía el Estado tiene muchas cuentas pendientes con nosotres, todavía no se repara las violaciones a los derechos humanos de las personas Trans en la dictadura ni en la democracia. Basta de pedir permiso, con la Ley Integral Trans tenemos que ir por todo, sino nos vamos a quedar con un cupo, y las mujeres mayores de 35 años quedamos por fuera con el cupo laboral Trans”.
Uno de los objetivos de la ley, según mencionó Lissandro, es que se busca dar una compensación económica a aquellas personas trans que vivieron la dictadura militar. “Cuando aseguran que son 30 mil desaparecidos nosotros en la Federación decimos que son 30.600”, afirmó de manera contundente. Esto se debe a unas 600 personas de la diversidad que desaparecieron durante la dictadura “pero como no tenían a ningún familiar que les acompañara, nadie denunció sus desapariciones o les conocían por un nombre distinto al que figuraba en el DNI, o si se denunciaba, buscaban en la lista no existía nadie con ese nombre porque era una persona trans y nadie sabía cuál era su nombre real”, explicó el activista.
¿Vos considerás que le falta mucho al Estado a la hora de integrar nuevas leyes?
Lo que le falta a la Ley de Identidad de Género es a la hora de hacer un cambio de DNI, tener la garantía de un abogado del niño. Y hay provincias que no tienen quien lo ejerza literalmente. Además, la ley dice que el abogado del niño tiene que ser gratuito y no hay ningún sistema actual que lo garantice y de hecho los abogados que actualmente van a hacer ese tipo de trámites son ad honorem, no reciben un peso por parte del Estado. Por esto estaría bueno que en la ESI se hable de la Ley Integral Trans y de la existencia de nuestra comunidad. Conocer los términos nos ayuda a comprender quiénes somos y aprender a desnaturalizar todo el sexismo que tenemos en nuestra sociedad.
Antes de terminar, Lissandro nos dejó la frase que un día lo inspiró a emprender esta lucha y, que sin duda, aún mantiene como bandera: “No vamos a cambiar el mundo, pero podemos cambiar el de alguien más”.