En pocos meses se cumplirá otro aniversario del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina, Amia y todavía se buscan los culpables
Por Antonella Calvi Magliocco, 8:30 Hs. Lectura aprox.: 4 min.
En ese hecho 85 personas perdieron la vida y 300 quedaron heridas. Dialogamos con Judit Paula Fail hija de Esther Raquel Klin quien falleció en el atentado a la AMIA el 18 de julio de 1994 y nos contó como fue desde adentro ese terrible hecho antisemita.
Judit tenía 27 años, se había casado hacía un año y unos meses con su actual marido, trabajaba en una constructora como arquitecta y aparte se encontraba buscando trabajo. Al contarme de su búsqueda laboral sigue el relato con que justamente ese día llegó temprano a su labor por lo tanto aprovechó para ir a la vuelta a una librería a comprar un sobre para mandar su curriculum, en esa librería estaban todos mirando hacia una televisión totalmente expectantes y horrorizados, entonces pregunta que había pasado y ahí es donde le informan lo ocurrido en la AMIA. Al enterarse sale de prisa para su trabajo desesperada porque el día anterior Judit había estado con Esther en su casa y mientras su marido miraba una final de un mundial, ellas hablaron un poco en la cocina y su madre le detalló que iba a ir a la, AMIA por lo tanto no pudo evitar pensar lo peor.
Me cuenta que por suerte tenía muy buena relación en su ámbito laboral por lo tanto cuando vuelve toda angustiada, había 2 secretarias que la intentaron ayudar, aunque al principio no sabían que le pasaba hasta que lo pudo expresar y ellas tomaron las riendas en el asunto para tranquilizarla. Se fue directo de allí a la casa de la hermana de su madre y las secretarias se encargaron de hablar con su marido, Daniel, para poder avisarle lo ocurrido ya que en ese momento, al no haber celulares, era un poco más difícil la comunicación.
Judit se encamina hacia la casa de su tía, al llegar le explica la situación y van juntas a la casa de Esther para ver si se encontraba allí, cuando entran a la casa estaba el diario abierto en un aviso del que ya le había comentado a su hija el día anterior resaltado de una manera que demostraba que se iba a presentar, y ese lugar casualmente era de paso a la Amia desde la casa de Esther. Judit asume que se habrá ido caminando a su entrevista porque el lugar quedaba cerca y de ahí seguía el camino hacia la AMIA, entonces fueron con su tía a ese lugar del anuncio donde el entrevistador les confirma que Esther había estado ahí por lo tanto podían asegurarse de que fue a buscar trabajo como ya sabían lo que les dejaba aún más en claro que se presentó en la AMIA. Luego al pasar el tiempo y notar que no aparecía era ya un hecho que “la había agarrado la bomba” en palabras de Judit hablando con pausas y con la voz entrecortada como reteniendo el llanto.
Esther tenía 49 años en ese entonces, estaba muy felizmente en pareja, ya que con el papá de Judith estaban separados, y estaba en búsqueda de trabajo que fue justamente lo que la llevó a la AMIA ese 18 de julio de 1994 ya que tenían y tienen actualmente una bolsa de empleos.
Al preguntarle si tuvieron el cuerpo de Esther en algún momento o si no fue encontrado, la hija de la víctima me comenta que sí, después de una semana encontraron el cuerpo de su tan querida madre lamentablemente ya fallecida quien fue una de las últimas en encontrarse. Cuando la encontraron los llamaron de una comisaria que correspondía a esa zona, fue con su hermano y no recuerda bien si también fueron sus tíos (la hermana de la mamá y el marido), les mostraron sus pertenencias y se las entregaron, Judit me cuenta que había fotos que ella no quería ni ver entre sus pertenencias porque estaba muy dolida.
Me comenta que en su momento habían venido del ejecito israelí a ayudar a la búsqueda, Judit recuerda los nombres de dos soldados que cree que fueron los que encontraron a su mamá. Después de varios años les escribió por Facebook en agradecimiento y le respondieron muy amablemente.
En ese entonces, al pasar un poco del atentado se empezaron a juntar y a armar grupos de familiares y amigos de las víctimas. Desde la Amia ofrecían apoyo psicológico a aquellos cercanos, Judit me detalla que ella inicio un tratamiento psicológico, pero por su cuenta y me explica que ella no está en los grupos porque de a poco empezaron a politizarse mucho así que decidió alejarse.
Con el tiempo decidieron tener a su hija mayor que hoy en día tiene 27 años, y así decidió conectarse con el lado de la vida, con su embarazo que la ayudó muchísimo a salir adelante. Siente que por ahí quedo pendiente estar conectada con otros familiares de víctimas como ella para compartir ese dolor, pero igualmente en ese momento tenía mucho apoyo de su marido, de su tía y sobre todo estaba sumamente enlazada con su embarazo, aunque sin perder de vista la pérdida de su mamá que la sufrió inmensamente. Tiene contacto con la madre de una víctima del atentado quien la lápida de su hija está al lado de la de Esther, y además a través de las amistades de su hija conoce que la madre de una de las amigas de Sabrina es prima de una víctima pero no tiene una relación.
Judit me cuenta que justo en el momento del atentado al ser vacaciones de invierno su hermano que es 3 años mayor que ella estaba en un campamento porque era organizador de este tipo de actividades para jóvenes judíos de Jabad Lubavitch así que tardó un poco más en ubicarlo para poder contarle lo sucedido, igualmente me cuenta que fue bastante rápido y adhiere a que las malas noticias no tardan en llegar.
Judit me relata que tenía una muy buena relación con su madre, eran muy unidas, y hablaban todos los días por teléfono. Incluso después que se separó busco un departamento cercano a la casa de su hija. Me cuenta que Esther estaba en un gran momento de su vida, lo único que le faltaba para sentirse completa era un trabajo que fue justo lo que la llevo a esa lamentable tragedia.
A casi 28 años del Atentado a la AMIA se sigue pidiendo justicia, se hace un acto cada 18 de julio para que nunca se pierda la memoria de lo ocurrido y no vuelta a repetirse este hecho aberrante.