El aforo en tiempo de elecciones
Por Luciano Loureiro, 7:18 Hs. Lectura aprox.: 3 min.
Culmino un nuevo fin de semana de futbol en la Argentina. Se disputo la fecha catorce (14) de la "Copa de la Liga Profesional" de la Asociación de Futbol Argento (AFA).
Después de poco más de un (1) año y medio sin público en las canchas por el torneo local (por las eliminatorias, el seleccionado nacional se reencontró con los hinchas el 7 de septiembre), precisamente, desde la fecha veintitrés (23), en marzo del 2020, volvieron los hinchas a los estadios. La vuelta a las tribunas tenía sus requisitos a cumplir por los individuos que querían asistir al espectáculo deportivo.
En primer lugar, ser socio del club. Ingresar a la plataforma que cada institución dispusiera para el socio, para poder acceder a la reserva de lugar, ya que solo el 50% de la capacidad del estadio estaba habilitado para ser ocupado. Por lo tanto, la prioridad era del socio activo (no deudor) y dependiendo de la cantidad de asociados y la capacidad del estadio de cada club era el número final de espectadores presentes autorizado. Había que estar vacunado, aunque sea con una dosis, tener el certificado para mostrarlo al ingreso. El documento nacional de identidad (DNI), para su escaneo, por el programa "Tribunas Seguras" (detecta, con el fin de no dejar ingresar, a los barras bravas y a quienes poseen antecedes penales).
Todo suena lindo mientras lo vemos en los papeles. Porque cierto es que para hacer las cosas mal cada vez nos sale mejor. El fútbol argentino nos acostumbró a una mancha constante en varias acciones y decisiones de sus dirigentes. Para no ser menor, esta vuelta a las canchas, vuelve a ponerle una mancha más al tigre.
Permitir la vuelta a las tribunas fue algo legal para los “giles” que pagaron durante un año y medio la cuota social sin siquiera pisar la vereda del club. Absolutamente sin que el club les brinde ningún tipo de servicios. El socio que pago, podía regresar a ver a su equipo. Si eras allegado a la dirigencia, seguramente volvías mucho antes como paso en cada estadio mientras esos “giles” miraban por televisión (obvio, aquel que pague el codificado para verlo… no vayan a pensar que a los dirigentes del futbol se les haya ocurrido la idea de brindar ellos el pago para que el socio vea en su casa sin pagar más cosas extras, bridar un servicio? NO) los amigos, conocidos, cercanos de los dirigentes ya estaban en las tribunas y hasta alentando, gritando, festejando y haciéndolo público en las redes. Nada de esconderse, si no estaban haciendo nada malo ni fuera de lo reglamentario.
Todo lo ilegal sucedió y no paso absolutamente nada. Y todo lo que debía pasar, con todos los protocolos impuestos por el gobierno conjuntamente con la AFA, no sucedió ya que en los estadios debía sobrar capacidad y estaban colmados. Pero aquí si pasaron cosas. Tanto el presidente de River, Rodolfo D’Onofrio, como el de Vélez, Sergio Rapisarda, fueron imputados por el incumpliendo del aforo.
Primer fecha con público presente del año y ya el viernes, apertura de la fecha del torneo, Belgrano de Córdoba reventó las tribunas sin ningún tipo de distanciamiento social. En Santa Fe, cerrando la fecha, Colon recibió a Banfield y, además de desbordar el aforo, hubo incidentes que terminaron con un efectivo policial herido. En el medio, como si era un encuentro que pasaba desapercibido, un partido que nadie iba a mirar, el superclásico argentino entre River y Boca se jugó ante un Monumental repleto, casi un 80% ocupado. Se estima que solo unos 15.000 espectadores de más hubo en el encuentro. En River también hay elecciones este año, y no podían dejar a los votantes afuera.
Ni el gobierno nacional, ni el porteño, ni la institución estaban haciendo los controles necesarios para el ingreso. Y como la culpa siempre es del otro, es más fácil no hacerlo, dejar pasar, pagar la multa y seguir.
Esto no es una excepción a lo que ocurre a nivel nacional con todas las restricciones dispuestas. Así como los clubes no cumplieron con el aforo del 50% (que si está dispuesto hay que cumplirlo) también opino que es una ridiculez que le exijan tener la mitad de capacidad a un espacio abierto, al aire libre, cuando los boliches, que son ambientes cerrados, están habilitados al 100%.
Las restricciones son para cumplirlas pero no es la misma vara para todos y eso incentiva aún más a que las cosas salgan mal. ¿Por qué ellos sí y nosotros no? Año y medio para organizar la vuelta a los estadios parece poco tiempo para su planificación. Los dirigentes no estuvieron a la altura y hoy en vez de estar hablando sobre la exitosa vuelta, estamos hablando de una mancha más dentro de la historia de nuestro amado futbol.