Día de los Muertos: un tour por la cultura mexicana en Buenos Aires
Por Celeste Garaguso, 8:30 Hs. Lectura aprox.: 2 min.
Ubicado en la calle Suipacha N1422, el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco, también conocido como Palacio Noel nos trae hasta Buenos Aires un acerca hasta la cultura mexicana con un típico altar del Día de los Muertos.
Al llegar a la entrada se puede ver el patio del lugar, diferentes tonos de verde abundan de la naturaleza que se haya allí. A la izquierda, un camino de piedras nos guía hasta hasta una gran casona la cual es el museo propiamente dicho en el que podemos encontrar una extensa colección de arte española y latinoamericana (particularmente de la Escuela de Cuzco). Pero si miramos hacia la derecha, nos encontramos con el colorido altar.
En la entrada podemos ver los panes del Día de los Muertos y frutas cítricas, en su mayoría naranjas; en ambas esquinas hay esqueletos, uno de un hombre y otro de una mujer ambos con los típicos accesorios mexicanos La puerta, de madera oscura, tiene a su alrededor flores de color naranja hechas de papel y sobre ella se halla una cruz hecha con las mismas.
Tras la puerta está el gran altar: velas de colores, y pequeñas estatuas de esqueletos son lo que más abundan; flores de cempasúchil; tulipanes; calaveras pintadas de colores estridentes; guirnaldas; pequeños panes de muertos; poemas y cartas. En el centro hay una bandera mexicana y una argentina
Por último, en las paredes podemos ver cuadros con pintorescas fotografías de México, y de varios artistas. A los costados del altar están las fotos de Francisco Toledo -artista plástico y diseñador mexicano-, y Nicolás García Uriburu -artista plástico y arquitecto argentino-.
La celebración del Día de los Muertos, que data de antes de la llegada de los españoles al país mesoamericano, era llevada a cabo por los aztecas, mayas, purépechas y totonacas. Conmemora el noveno mes del calendario solar mexicano,cerca de los comienzos de agosto y el mes completo. Las festividades eran presididas por la diosa Mictecacíhuatl, o “Dama de la Muerte” y su esposo, Señor de la tierra de los muertos. Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos.
Sin embargo, con la llegada de los españoles en el Siglo xv, el catolicismos fue impuesto sobre los nativos americanos y las fechas se movieron para que coordinarán con el Día de todos los Santos.
La creencia popular es que las almas de los seres queridos regresan durante estas fechas. Es por ello que se los recibe con una ofrenda donde se coloca su comida y bebida preferida, fruta, calaveras de dulce y, si fuese el caso, juguetes para los niños. Algo muy común que suelen hacer las familias es ir a los cementerios, los cuales están abiertos las 24 horas, y quedarse allí durante el día o la noche, comiendo y prendiendo velas sobre las tumbas. En estas veladas se suelen contratar grupos musicales que interpretan las canciones preferidas de los difuntos al pie de su sepulcro.