Cristina, una niña caprichosa
Por María Belén Gómez Iovanna, 1:44 Hs. Lectura aprox.: 3 min.
¿Qué hace un niño cuando su juguete preferido deja de funcionar o ya no lo entretiene más? Se deshace de él y corre a pedir uno nuevo. De la misma forma parece comportarse Cristina Kirchner ante la inminente incompetencia de su marioneta de la Rosada . Las ansias de unidad de Alberto Fernández deberán enfrentarse con el rechazo y la frialdad de la vicepresidente.
El desgaste de la figura del Presidente llevó a pérdida de la unidad del Frente de Todos (¿Sigue siendo válido decir “de Todos”?), principalmente a raíz de la desaprobación de Cristina ante el candidato que ella misma había designado a través de un Tweet, marcando desde ese primer momento la dependencia (o la pertenencia) de Alberto hacia ella.
Ante el fracaso en la gestión de Fernández, sobre todo en materia económica, lejos de mantenerse firme junto al jefe de Estado que ella misma propuso, la vicepresidente decidió descartarlo cual juguete roto.
La decepción del mandato de Alberto quedó plasmada en las Elecciones Legislativas del 2021. Este fue el punto de quiebre entre la Casa Rosada y La Cámpora, que se hizo visible, por ejemplo, en la puja en torno al acuerdo con el FMI, que de haberse dado en medio de un éxito político sería apoyado desde el kirchnerismo e incluso se jactarían del mismo.
De esa grieta se desprenden una serie de figuras políticas que acompañan a sus protagonistas. Los actos de quienes representan a Cristina son una tela traslúcida donde se reflejan las intenciones de su artífice que busca, desde sus aliados, sabotear la gestión de Alberto, que ya no considera fructífera.
Una clara demostración de estas conductas separatistas fue la carta dirigida al Presidente y al ministro de Economía por parte del secretario de Energía, Darío Martínez, quien responde a Máximo Kirchner y a La Cámpora. En ella, el funcionario advierte sobre “una crisis por falta de combustibles” que sobrevendría y pide que se le otorgue un presupuesto mayor. Lo interesante no es solamente la rebeldía del secretario, sino la respuesta de Fernández, que lo tranquiliza y le asegura que le va a dar lo que pide. Esto bien puede representar su relación con CFK, donde el mismo presidente acepta y toma un rol de subordinado ante “la Jefa”.
A su vez, fueron reiteradas las ocasiones en que Cristina le demostró a Alberto su desprecio, mayormente a través de la ironía y, por supuesto, de manera indirecta. Una de ellas fue el cumpleaños del Primer Mandatario, donde el regalo de la presidente de la Cámara de Senadores fue más un chiste que un presente: el libro “Diario de una Temporada en el Quinto Piso”, en el que Juan Carlos Torre cuenta el funcionamiento del equipo económico de Juan Sourrouille durante la presidencia de Raúl Alfonsín. La burla que trae consigo el obsequio radica, por un lado, en la comparación de la situación económica de este gobierno con la del radical. El otro punto es que Alberto Fernández no necesita leer dicho libro para conocer lo ocurrido, ya que él mismo formó parte de este equipo económico. ¿Está Cristina tomándolo por idiota?
Otra situación que expuso al Jefe de Estado fue el discurso de la vicepresidente en la inauguración de la Eurolat, en el cual desacreditó la figura de Fernández cuando apuntó: “Que te pongan una banda y te den el bastón no es que te den el poder”, y sentenció diciendo: “Ni te cuento si además no se hacen las cosas que hay que hacer”. A las indirectas se sumó la presencia de militantes que, con aplausos y cánticos, apoyaban y legitimaban a la vicepresidente “para que la señora se sienta querida y poder voltear al Presidente a gusto”, según opinó el radical Alfredo Cornejo.
Alberto, sin embargo, sigue insistiendo en tapar la nueva grieta del FDT por medio de evasivas ante el avasallante accionar de Cristina Kirchner y, como si fuera poco, con gestos de unidad. Cual juguete al que, después de la ruptura de un brazo, dejan arrumbado al fondo del armario, Fernández intenta recuperar el cariño de su dueña, quien parece estar cada vez más decepcionada de su gestión y dispuesta a hacer todo para arrojarlo al olvido.