Acuerdo porcino con China: otro producto de la visión cortoplacista
Por Agustina Cicchitti, 9:22 Hs. Lectura aprox.: 4 min.
Este mes se determinará la posibilidad de instalar un proyecto masivo de inversión china en Argentina. El sector porcino crece en su producción enormemente en nuestro país desde hace dos décadas; si se lleva a cabo el acuerdo sobre el establecimiento de granjas y frigoríficos de carne de cerdo, se generará una gran posibilidad de crecimiento para nuestro país según un sector, y una gran problemática según muchos otros.
El acuerdo, que deberá ser firmado por el Ministerio de Agricultura de China y el de Relaciones Exteriores, Comercio Exterior y Culto de Argentina, supone la inversión, en dos o tres años, de US$ 3.500 millones, destinados a la construcción de aproximadamente 25 granjas y frigoríficos, para lograr pasar de exportar 700.000 toneladas anuales de carne a 1.3 millones de toneladas.
Los gobiernos de Alberto Fernandez y Xi Jinping parecen apostar todas las fichas a un negocio que para la cancillería argentina no tiene ningún riesgo ambiental. Por su parte Luis María Kreckler, embajador de Argentina en China, lo considera “crucial” para la producción y exportación: “La producción porcina promueve inversiones y empleo calificado y formal. Genera proteínas rojas accesibles y de buena calidad nutricional, agregando valor a productos primarios como el maíz, soja y otras oleaginosas”, explicó. Kreckler también destacó a través de un informe que la posibilidad de establecer el acuerdo trae consigo “un desarrollo federal que genera arraigo y dinamiza la economía”, y que “genera exportaciones de mayor valor agregado y mejora la balanza comercial”.
Otras fuentes también defienden el acuerdo argumentando que “en un país con más del 30 por ciento de la población por debajo de la pobreza, dos dígitos de desocupación y sufriendo los efectos de la pandemia como se está sufriendo, surge una posibilidad que hay que aprovechar”.
En base a esta postura, el consultor del sector porcino Juan José Ucelli afirmó que si el acuerdo se firma bajo las consideraciones y controles correspondientes será un gran negocio, ya que mas allá de las complicaciones por la pandemia, el sector logró exportar más de lo que importaba, con un incremento de 4,5% de cabezas y 10,5% de carne porcina en los primeros meses del año; pero si no se tienen en cuenta los controles y se generan permisos amistosos, hay muchas posibilidades de que muchos actores dentro del sector porcino se perjudiquen o incluso desaparezcan. De acuerdo a su opinión: “Es como una bomba con dos cables, uno la desactiva y otro la hace explotar. Habrá que ver cuál se toca acá”.
Respecto al aumento de puestos de trabajo se calcula una cantidad de 90 mil, pero se desconocen las condiciones laborales. En cuanto a la disposición del suelo se considera a Argentina uno de los mejores lugares para producir cerdo, por su espacio y también por los especialistas capacitados con los que cuenta.
Pero dentro de las posiciones que sobre este tema surgen, se encuentran quienes defienden no solo al ambiente y a los animales que engloban la problemática, sino que también defienden el futuro, y mantienen una mirada realista sobre las condiciones y los intereses que trae consigo el acuerdo.
A lo largo de estos meses, distintos grupos de ambientalistas y ciudadanos reclaman para frenar el memorándum. Salen a las calles de forma pacifista en busca de firmas y de concientización, para que tengamos todos la posibilidad de obtener información sobre temas relevantes que intentan muchas veces pasar por desapercibidos.
En las movilizaciones participan ecologistas, intelectuales, artistas, periodistas, entre miles de activistas. Se viralizan contenidos a través de hashtags como #BastaDeFalsasSoluciones, #LaVidaNoSeNegocia y otros. Quienes hablan no dudan en exponer las contradicciones que hay detrás de cuestiones que impactan de forma directa el ambiente y la vida animal y humana.
Uno de los documentos, ya firmados por muchos profesionales como Soledad Barruti (escritora y periodista), María Estela Svampa (socióloga, escritora y parte de CONICET) y Guillermo Folguera (biólogo, filosofo, parte de CONICET y UBA), expuso causas de muchas de las cuestiones socio ambientales que nos rodean, como la crueldad animal, las condiciones laborales, y las cuestiones de suelo y recursos: “La actual pandemia por Covid-19 que tiene en vilo a toda la humanidad está estrechamente vinculada a cuestiones socio ambientales y productivas, que están invisibilizadas. Al igual que ocurrió con el ébola, la gripe aviar y la porcina, el SARS y otras zoonosis, se trata de un virus que emergió por alguna de estas causas: hacinar animales para su cría industrial y/o su venta, y desintegrar ecosistemas acercando a las especies entre sí“.
Dos años atrás en China tuvieron que sacrificarse a más de 200 millones de cerdos a causa del brote de Peste Porcina Africana (PPA). Eso no solo nos da una idea de la cantidad de vidas animales tiradas a la basura, sino de la enorme cantidad de recursos naturales utilizados en vano. Por cada kilo de carne de cerdo se necesitan aproximadamente 6.000 litros de agua (se estima una demanda de 12.000 millones de litros para la producción anual que se pretende llevar a cavo, sin tener en cuenta el agua utilizada para limpieza); para la alimentación del ganado se necesitan toneladas de alimento que, en caso de firmarse el acuerdo, tendrán que incrementarse a grandes rasgos. Según estimaciones de Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) habría que adicionarse más de dos millones de toneladas de maíz y 750 mil de soja para mantener al ganado, lo que también generará más presión sobre los bosques de las provincias con mayor deforestación según sostiene Greenpeace Argentina.
Se asegura que la producción ganadera y las condiciones en que se desarrolla no solo contribuyen a la contaminación de los suelos y al incremento de la deforestación, sino también a la contaminación del agua: “Las granjas industriales son un peligro para la humanidad y concentran grandes focos de potenciales enfermedades y contaminación”, según Barruti, una de las impulsoras de la campaña contra las granjas. A eso se le suman las condiciones de tratamiento de los animales, la duplicación de las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector porcino, el exceso de medicamentos y la posibilidad de nuevas enfermedades contagiosas de animales a humanos que, porque no, nos aíslen otra vez en nuestros hogares.
Entonces, frente a un virus cuya procedencia exacta se desconoce aún, pero lleno de suposiciones, y habiendo vivido la experiencia de otras pestes provenientes del contagio de animales hacia humanos, conociendo las condiciones de tratamiento de los animales en las granjas, y evaluando el riego del ambiente a futuro; además de buscar la solución a una de las ramas del problema, como encontrar la vacuna para el Coronavirus, sería de gran eficiencia erradicar el problema de raíz para que no se siga reproduciendo. Una buena manera es tomando conciencia frente a las miradas cortoplacistas que solo focalizan intereses, y no se dan cuenta que haciendo las cosas bien y cuidando, se logra mucho más que destruyendo hoy para “construir” mañana.