60 años de la muerte de un mito
Por Ramiro Nahuel Zorzoli, 11:2 Hs. Lectura aprox.: 2 min.
En la madrugada del 4 de agosto de 1962, la mujer más bella del mundo, pasaba a la eternidad hace justo 60 años. Su vida, sus amores y desamores, una violación que cambio su vida, su noviazgo con el presidente Kennedy y la famosa charla que mantuvo con Albert Einstein, es lo que hace que la diva eterna de Hollywood nunca deje de brillar.
Norma Jeanne Mortenson, más conocida como Marilyn Monroe, nació el 1 de junio de 1926 en Los Ángeles. Actriz, cantante y modelo. Fue un símbolo sexual que recaudó millones en sus películas.
Nunca conoció a su padre y su madre fue internada varias veces por sufrir de Esquizofrenia, por lo que Marilyn vivió en varios hogares y orfanatos en los cuales sufrió varios abusos sexuales. Gracias a su amistad con el fotógrafo David Conover comenzó en el mundo del cine.
Algunas de sus películas inolvidables son Niágara, Los caballeros las prefieren rubias, Cómo casarse con un millonario (las tres de 1953) y La comezón del séptimo año (1955). En esta última película, la famosa escena de la actriz sobre la rejilla del metro en la avenida Lexington de Nueva York, donde el aire levantaba su vestido blanco, todavía conmueve.
Para 1960, la salud de la actriz estaba deteriorándose. Pasó más veces por médicos psiquiatras y psicoanalistas que por el set de filmaciones.
Al año siguiente, se sometió a una colecistectomía y una cirugía para su endometriosis, por la cual había perdido varios embarazos. Pero se quedó internada por cuatro semanas, por una depresión severa. Luego se instaló otra vez en Los Ángeles, porque su exmarido Joe DiMaggio la ayudó y le presentó a su amigo Frank Sinatra, con quien salió un tiempo.
Por sus enfermedades y porque suspendió la grabación de una película para ir a cantarle el feliz cumpleaños al presidente John Fitzgerald Kennedy, Fox la echó y demandó. Fue entrevistada por Life y Cosmopolitan, e hizo su primera sesión de fotos para Vogue, que fue publicada póstumamente.
En su casa de 12305 Fifth Helena Drive en Bretwood, Los Ángeles, el ama de llaves Eunice Murray percibió que algo no andaba bien la noche del 4 de agosto. La puerta de la habitación de Marilyn estaba cerrada con llave y la luz estaba prendida. El psiquiatra Ralph Greenson entró por la ventana y la encontró muerta en su cama, poco después de las 3, y el médico Hyman Engelberg la declaró muerta a las 3.40. Los informes de los médicos forenses confirmaron que llevaba al menos seis horas fallecida, es decir la noche del 4 de agosto. Aún era de madrugada.
Foto: Vanity Fair